Cuando nació mi primer hijo, la lactancia fue uno de los retos más grandes que tuvimos como familia. Aunque había buscado información, desde antes de que naciera, y había tomado cursos, recuerdo que pensaba, “lo que me enseñaron con un muñeco no es lo mismo, porque el muñeco no se movía”. Pidiendo ayuda y con la guía de una asesora de lactancia pudimos salir adelante, y lograr 11 meses con la lactancia. Después vino el nacimiento de mis gemelos, y me encontré con otro reto aún mayor. Eran dos bebés a los cuales alimentar, pero que no querían tomar leche directamente del pecho. Entonces, optamos por una lactancia diferida, la cuál consiste en que mamá hace extracciones de leche, y se les da a los bebés con un biberón. En esa ocasión, duramos 1 año y 4 meses de lactancia.
Por todo lo que pasé, lo que investigué y lo que pude aprender, fue que nació mi deseo por certificarme como asesora de lactancia, lo cual ahora es un sueño hecho realidad. Después de todos mis estudios, de ya contar con un certificado que me avala como asesora de lactancia, veo hacia atrás, mis dos experiencias tan diferentes. Si me preguntan, ¿Cuál de las dos fue realmente exitosa? Mi respuesta: las dos. La leche materna tiene muchísimos beneficios, de los cuales les hablaré más adelante, pero la duración de ésta no define si la lactancia fue exitosa o no.
Una mamá puede dar leche materna a su bebé 1 día, 5 semanas, 3 meses, 2 años, y todas serán exitosas. Incluso una mamá que decida una lactancia mixta, donde se le ofrece tanto leche materna como fórmula, también será una lactancia exitosa.
Lo que quiero compartirles, antes que datos y estadísticas de los beneficios de la lactancia, es que, aunque es un proceso natural, la lactancia no es fácil. Es un proceso que requiere mucha paciencia, esfuerzo, técnica, apoyo de otros. Y que lo importante es lo que mamá sí hizo, no lo que pudo haber hecho.
Por supuesto que es importante informarnos con tiempo sobre este tema, porque mientras más informados lleguemos a ese momento, más fácil será tomar decisiones al respecto, porque ya lo veremos como algo que es parte de nuestras creencias, como algo normal.
Y, ¿por qué es importante la lactancia?
Empecemos hablando de los beneficios que trae tanto para mamá como para el bebé, ya que para ambos, estos beneficios abarcan tanto lo físico como lo emocional.
Hablando de la mamá, dentro de los beneficios emocionales se ha detectado que las mamás que lactan tienen menos probabilidad de padecer depresión post parto, debido a que la lactancia funciona con dos hormonas; la prolactina y la oxitocina. Por un lado la prolactina, encargada de la síntesis de la leche, tiene un efecto en el comportamiento de la mamá, ya que produce una sensación de calma, provoca una actitud positiva y permite a la mamá relajarse.
Por otro lado, cuando el bebé succiona el pecho de mamá, se produce la oxitocina. Esta hormona, encargada de la producción de la leche, promueve un fuerte sentido de apego entre mamá y bebé, fortalece las relaciones positivas, ayuda a mamá a olvidar el dolor, y contribuye a la sensación de felicidad y amor al bebé. Asimismo, actúa para que el útero regrese a su tamaño regular con mayor rapidez, y lo anterior ayuda a reducir el sangrado postparto.
Y, ahora sí, hablando de estadísticas, las mujeres que lactan más de 12 meses previenen un 28% el cáncer de seno y ovario, y, en el caso de diabetes tipo 2, se reduce su desarrollo entre el 4% y 12%.
Por la parte del bebé, la leche materna tiene beneficios directos a su sistema inmunológico y a su salud a largo plazo. Pero lo más importante de la lactancia, es que no sólo va a darle beneficios en la alimentación, sino en muchos otros aspectos. Por un lado, es la alimentación perfecta para un bebé, esto gracias a diversos factores, como que la podrá digerir sin ningún problema debido a que es un alimento perfectamente equilibrado que contiene todos los nutrientes, calorías y líquidos que un recién nacido necesita para desarrollarse y crecer, y es crucial para el desarrollo del sistema inmunológico. También ayuda al neurodesarrollo de los bebés, tiene la capacidad de aportar anticuerpos que lo protegen de lo que sucede a su alrededor, e ir cambiando conforme el bebé lo requiera.
Por el lado emocional, la lactancia representa una transición perfecta, por la cercanía, la seguridad y la conexión que mamá tiene con bebé, y el desarrollar esta conexión resulta de muchos beneficios psicológicos para el bebé. También, ayuda a reducir el riesgo de muerte de cuna, de padecer alergias, obesidad, y diabetes.
En cuanto a beneficios prácticos de la lactancia, resulta ser muy conveniente ya que no es necesario llevar consigo nada para salir o viajar, no tiene costo, no requiere comprar equipos, no hay necesidad de lavar o esterilizar biberones, el bebé obtiene nutrientes que necesita.
Pero, si tiene tantos beneficios ¿por qué solo el 30.8% de los bebés de México son alimentados con leche materna?
Las razones son muchas; el no conocer estos beneficios antes de que nazca el bebé, la cantidad de mitos que rodean la lactancia, que hace pensar a una mamá que no vale la pena el esfuerzo (por ejemplo, que la leche se va haciendo agua conforme pasa el tiempo), la falta de apoyo familiar, la dificultad a la que se enfrentan las mamás al volver a trabajar, entre muchas otras.
Pero creo que una de las razones más importantes es porque realmente nos falta entender cómo debe comportarse un recién nacido y cómo funciona la lactancia a libre demanda. Lo normal es que los recién nacidos lloren, porque es la única manera en que pueden comunicar que tienen una necesidad. También es normal que quieran estar en brazos y no en una cuna, porque estuvieron dentro de mamá por muchos meses, y el olor, el escuchar su corazón y el calor de sus cuidadores los calma. Es normal que un bebé quiera ir al pecho aunque hayan pasado 20 minutos, o 1 hora y media o tres horas. La libre demanda nos dice que se debe llevar al pecho al bebé en el momento que lo pida (sin contar minutos) y es mucho más fácil descartar que tenía ganas de ir al pecho primero, que hacerlo al último. Además, también es importante comprender que un bebé puede ir al pecho por hambre, que es cuando su toma puede durar mucho tiempo, por sed, que puede tener una duración más corta porque sólo quería saciar esa sed, o por temas emocionales.
El succionar el pecho los calma, los relaja, los ayuda a conciliar el sueño. Entonces lo que a nosotros pudiera parecernos como que “ya me agarró de chupón” en realidad tiene funciones no nutritivas muy importantes para el bebé.
Asimismo, un problema que también resulta frustrar a las mamás es la insuficiencia de leche percibida, lo cual quiere decir que realmente no les falta leche, pero ellas lo interpretan así por los comportamientos esperados del recién nacido. Esos comportamientos pueden causar mucha inseguridad y miedo, y hacer que la mamá no se enfoque en el proceso y en los beneficios, poniendo en riesgo la lactancia. Al contar con esta información, se pueden dejar de lado mitos e información que no está basada en evidencia científica, y lograr tener una lactancia exitosa.
Lo que quiero transmitirles es que, aunque es algo natural, aunque el cuerpo se prepara solo, aunque sea algo de instintos, siempre será bueno pedir ayuda. La lactancia no debe doler, el pecho no debe tener heridas, entre muchas otras cosas y el acercarnos con una experta en este tema puede ayudarnos a lograr la lactancia que siempre hemos querido.
Pero lo más importante de todo, disfruten sus lactancias. Esta etapa es una de las más bonitas como mamás y definitivamente tiene que ser algo que, tanto mamá como bebé, disfruten cada momento.
Fernanda Domínguez Moreno
Asesora de Lactancia
Certificada como Coach en Lactancia Liik
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