fbpx

No es por moda, tampoco por sumarse a tal o cual movimiento, sino porque la presencia femenina en el mundo laboral representa beneficios para las empresas y la sociedad, de forma complementaria

No, el mundo laboral no ha sido igual para hombres que para mujeres. Si bien es cierto que la sociedad y el rubro organizacional han hecho un esfuerzo por la igualdad de género, aún falta un largo camino que recorrer.

Y es que aún existen factores como el techo de cristal debido a la brecha de género. De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), solamente el 7.4 por ciento de las empresas Top 500 de Fortune corren bajo la dirección de una mujer.

Según McKinsey & Company, cuando hay –por lo menos– 10 por ciento más diversidad de género en una organización las ganancias aumentan un 3.5 por ciento.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT), señala que alrededor del 75 por ciento de las empresas de todo el mundo aplican políticas con igualdad de oportunidades, inclusión y diversidad, sin embargo, en su estudio se dio a conocer que “la aplicación de esas políticas no es suficiente para solucionar el desequilibrio de género en los niveles máximos de las empresas. Ello se debe a que el típico techo de cristal no es el único obstáculo que afrontan las mujeres en el ascenso de su carrera profesional”.

Además, el rendimiento de las empresas con diversidad aumenta por encima de la media, lo que hace de esto un factor competitivo.

Pero más allá del valor agregado económico y de reputación e imagen que se le puede dar a las empresas, la diversidad es un elemento complementario y aglutinador, que aporta una visión alterna a las dinámicas y modelos de trabajo establecidas a la fecha.

No solamente eso, a raíz de que comenzó a implementarse la diversidad de género en las empresas, se ha notado un incremento de la capacidad de transformación, mayor resiliencia y flexibilidad ante la crisis y el cambio, por la perspectiva de las mujeres, según una investigación llevada a cabo por la Universidad de Nueva York.

Otra de las grandes ventajas es que la mujer tiende a tener mejores habilidades de liderazgo, como lo señala el Pew Research Center.

Por ello, no se trata de sustituir o minimizar a cualquiera de las dos partes en el ámbito laboral, sino de aprovechar las diferencias que tienen hombres y mujeres en este rubro para así formar un equipo complementario que brinde mejores resultados y, por supuesto, oportunidades. Esto tomando en cuenta que hoy los objetivos –en el mejor de los casos– deben estar fundamentados bajo la búsqueda del bienestar laboral, del balance entre la vida personal y profesional de los empleados y en que se cumplan establecimientos de Responsabilidad Social Corporativa.

Una perspectiva ‘más humana’

La habilidad y disposición para escuchar, la inclinación a la cooperación y la precaución ante el riesgo son de las características que predominan en el perfil de la mujer líder. Ellas cuidan el lado “más humano” dentro de una organización y tienen mayor facilidad para ser empáticas, por lo que pueden visibilizar aspectos de índole humana, respecto a su contraparte en el área laboral.

Ellas son propensas al consenso y al diálogo persuasivo, a la negociación bajo una mirada de mayor comunicación interpersonal.

Además, la cultura corporativa podría dar un giro que no hemos visto si la brecha de género se reduce y se vuelve equitativa a los sistemas y modelos de trabajo que predominan en la actualidad, orientándose a las personas y su bienestar, dentro y fuera de la empresa.

Abrir chat
1
Hola,
¿en qué podemos ayudarte?