fbpx

Vivimos una era de infoxicación y entre los riesgos de ello están el Síndrome de la Fatiga Informativa, el cual genera estrés y daña las relaciones personales. Te comparto cómo hacerle frente

La información que se genera en todo el mundo aumenta a un ritmo de un 30% anual desde el año 1999, de acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de Berkeley (California), donde también se evidencia que la información almacenada en distintos soportes se ha duplicado durante los últimos años.

Es como si estuviéramos en una habitación con muchas rendijas por las que se cuela información: Internet, mails, redes sociales, entre otras muchas. 

A diario recibimos una cascada informativa, imposible de digerir, lo que puede frustrarnos y provocarnos la sensación de que no podemos ponernos al día de ningún tema.

De aquí surge el llamado Síndrome de Fatiga Informativa, el cual es una enfermedad psíquica que se produce por el exceso de información. Los afectados desarrollan un cansancio profundo, y a la vez una incapacidad de desconectarse por temor a perderse de algo.

Este síndrome se da en personas que tienden a manejar grandes cantidades de información procedente de libros, revistas, periódicos, correos electrónicos, celulares, y sobre todo redes sociales.

También llamado infoxicación por Alfons Cornella, como una situación de exceso informacional, en la que tienes más información para procesar de la que humanamente puedes, provocando parálisis de la capacidad analítica, ansiedad y dudas, además de conducir a malas decisiones y conclusiones erróneas. 

Los síntomas más destacados son: estrés, ansiedad, confusión, superficialidad y falta de atención, además de daños en las relaciones personales. 

Durante siglos hemos asociado más información con más libertad, pero no por tener más datos, nos sentimos más libres y satisfechos.  La información es necesaria en la vida moderna, nos ayuda a tomar buenas decisiones, pero el problema surge cuando sobrepasamos el umbral de aquella que somos incapaces de asimilar y procesar, lo que nos lleva frecuentemente a empeorar nuestra capacidad de análisis, tomamos decisiones erróneas y como ya comentamos aparece una enorme ansiedad.

La información, para convertirse en conocimiento, necesita reflexión; compararla e integrar con lo que ya sabemos. No solo debemos procesar lo leído a nivel consciente, sino también inconsciente.

¿Qué hacer entonces?  Ser selectivos, no podemos estar informados de todo y en profundidad. Tienes que ser muy consciente de tus áreas de interés.  Cuando busques información tener muy claro cuáles son tus objetivos, tus temas, y dirigir tu atención hacia ellos.

¿Y por qué no? De vez en cuando desconectar y desconectarnos: apagar la computadora, la televisión, silenciar el celular, practicar la llamada desintoxicación digital. 

Evita a toda costa el síndrome de fatiga informativa, y mejor aprovecha tu tiempo, aprende sobre lo que te interesa, disfruta cada momento de tu día, y, sobre todo, mejora tus relaciones personales con tus seres queridos.  


Por Lucía Legorreta

Abrir chat
1
Hola,
¿en qué podemos ayudarte?