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Antes de decidir si un trabajador solo actúa bajo amenazas o si quiere trabajar, reflexionemos sobre el sentido de por qué hacemos las cosas.

Si bien estamos acostumbrados a hablar de trabajador como los colaboradores en un sistema de empresa-capitalista. Pero en sí, el trabajo en un sentido más amplio va desde cualquier acción que se ejecuta, la cual implica la inversión de recurso/energía, para recibir en retorno un beneficio, idealmente de mayor valor inicial. (i.e. tengo un empleo-trabajo- para obtener un sueldo, o tengo hambre y me levanto-trabajo- por algo de comer).

Cuando reflexiono este concepto, la primera razón que me llega a la mente para trabajar, es la necesidad. Invertimos recurso/energía en todo trabajo por que, habiendo calculado (consciente o inconsciente) necesitamos el retorno de esa inversión para la continuidad de nuestra existencia y es obvio que, dependiendo de las posibilidades individuales y mientras dure nuestra vida, necesitamos repetir el proceso de inversión, e incluyendo el factor de «qué tanto obtuvimos en retorno a nuestro trabajo».

Y entre más nos alejamos de la necesidad de cubrir la base de supervivencia, lo natural es pensar que la razón por la cual continuamos trabajando pueda modificarse a otros tipos de necesidades/motivaciones; ya no en función de nuestra supervivencia, sino de las variables que deseamos se mantengan o cambien durante nuestro tiempo de vida.

Definitivamente me salto mucho de mi opinión, para llegar a los fundamentos de Maslow en su análisis de motivación humana (pirámide). Dependiendo de qué tan cerca o lo lejos se encuentre cada individuo de la base de supervivencia, podemos encontrar distintos motivantes para continuar invirtiendo recursos/energía en trabajo.

Trabajar nos retribuye a esa necesidad en la que nos encontramos y nos motiva. Si avanzamos de este punto, tiendo a resumir la teoría X y teoría Y en miedo y realización. En X de alguna manera se refleja que los colaboradores trabajan y/o continúan trabajando con base en el miedo a «no sustentar o perder» cualquiera de los motivantes en los que se encuentren en la pirámide. En Y los colaboradores trabajan y/o continúan trabajando con base en la realización a «mantener o incrementar» cualquiera de los motivantes en los que se encuentren en la pirámide.

Pareciera que todo se resume en que los motivadores tienen una perspectiva positiva o negativa según cada individuo, no me gusta ser absolutista pero no encuentro otra variable al tema.

Lo que me lleva a otro tema que, para mí, es fundamental. Si los objetivos de una empresa pueden ser logrados, independiente de los motivantes positivos o negativos de los colaboradores… entonces, ¿Por qué ha sido tendencia global que las empresas desarrollen esquemas y ambientes que permitan a sus colaboradores cubrir sus necesidades, no bajo el miedo, si no para el desarrollo y la autorrealización?

Creo que esto es evolución de un sentido incluso antropológico. Invertir tiempo en crear herramientas hace 2 millones de años, traía como recompensa menos esfuerzo o aprovechar más la recompensa de una cacería.

Lo mismo creo que pasa con esto, ya sea por miedo (X) o realización (Y), hoy invertiremos tiempo en una tendencia para el desarrollo y autorrealización, porque representa en buena forma “menos esfuerzo/mayor aprovechamiento de recursos.”

Por Juan José Pachur Parás, MDO

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