La fuerza de un año que comienza nos llena de proyectos de mejora en nuestra vida personal y profesional. Es por eso que ahora queremos proponerte un nuevo reto: ¿Sabías que todos vamos forjando con nuestra propia vida una marca personal? Se llama reputación; es decir, la consideración, idea, opinión o el concepto que de ti se forman las personas que están a tu alrededor y se va nutriendo y sosteniendo con el tiempo. Entonces, ¿cuál es el reto? Te invitamos a reinventar o seguir desarrollando, si es el caso, tu marca personal. ¿Qué necesitas? Velar por tu propia imagen en todos los ámbitos: trabajo, familia, amigos, etc.
Aunque pronto te comunicaremos algunas ideas para cuidar tu imagen en el ámbito familiar y social; en esta ocasión nos centraremos en la esfera del trabajo. Así que hablemos de la importancia de la imagen profesional, que va más allá del buen vestir o de algo simplemente externo, aunque estos aspectos también influyen. ¿Comenzamos?
Es muy importante que todos, hombres y mujeres, jóvenes y adultos, desarrollemos en nuestro trabajo, una imagen profesional integral mediante la cual armonicemos varios aspectos de lo que se conoce como “comunicación social”; es decir, una combinación de nuestra imagen física con la imagen verbal y la imagen o lenguaje corporal. (1) (Mehrabian, Albert. (1972).
La imagen profesional es, ante todo, un medio de comunicación por medio del cual proyectamos nuestros conocimientos, habilidades, experiencia, mismos que son percibidos por las personas que se desempeñan en nuestro entorno.
Esta percepción se lleva a cabo a partir de ciertos estímulos que cada individuo genera continuamente durante su actividad laboral.
Dichos estímulos provienen de tres importantes fuentes, propias de todo ser humano:
1. La imagen o apariencia física.
2. El lenguaje corporal: gestos, posturas, ademanes, movimientos y expresiones.
3. La imagen verbal: forma de expresarse con palabras escritas o habladas.
Estos tres aspectos que componen la imagen de una persona deben desarrollarse de modo complementario en el trabajo profesional, de tal suerte que, podamos llegar a comunicar y proyectar una imagen profesional creíble, segura, eficiente y colmada de excelencia. ¿Los resultados?
Tu imagen se convierte en un instrumento esencial para sembrar confianza, así como suscitar autoridad y liderazgo ante los demás. Al mismo tiempo, se produce en ti una actitud de seguridad, auto confianza y autoestima que te hacen trabajar con un alto porcentaje de productividad.
La imagen profesional
Hablemos un poco más de estos 3 componentes de la imagen profesional:
Apariencia física
Empecemos por aclarar que la palabra “apariencia” a veces tiene una connotación unívoca entendiéndose solo como algo que “parece, pero no es”. Aquí nos referimos, sobre todo, al aspecto externo de una persona, es decir, lo que se ve externamente como la forma de vestir, el peinado, el maquillaje para el caso de las mujeres, los accesorios o complementos masculinos, etc. que, en su conjunto, conforman una pieza clave en la imagen profesional.
Dando un curso de protocolo empresarial en una compañía, un participante me comentó que le era suficiente con ejercer muy bien el trabajo de cada día, con independencia de cómo se viera físicamente; a lo que respondí parafraseando el dicho popular “no basta con ser profesional, sino que hay que parecerlo”. Esto significa que debe haber coherencia entre lo que eres, sabes y representas.
Para mejorar tu imagen profesional es importante vestir adecuadamente para cada ocasión, dentro de la organización. Por ejemplo, debe haber diferencia entre el modo de presentarse a una junta, a un brindis para celebrar un éxito de la compañía, un viernes casual o asistir a la posada navideña de la empresa. De esta manera, debemos considerar que lo importante no es el vestuario más exclusivo sino la actitud de quien lo porta, quien debe proyectar un conjunto de cualidades como liderazgo, autoridad, accesibilidad y personalidad en las variadas actividades en el desempeño de nuestro trabajo.
De modo consciente o inconsciente, todos proyectamos una personalidad a través de nuestra imagen. Si el profesional no tiene prestancia ni una actitud de liderazgo, será difícil que dirija una organización o incluso un equipo de trabajo. De ahí la importancia de saber manejar la imagen física, que, sobre todo, es un reflejo de la persona misma.
Lenguaje corporal
Los gestos, posturas, ademanes, movimientos corporales y expresiones faciales son también un medio de comunicación. ¿Qué pensarías de una persona con el cuerpo encorvado y la mirada hacia abajo? Podría transmitir una actitud de derrota, frustración, inconformidad. Sin embargo, una persona con el cuerpo erguido, los hombros sueltos y que hace contacto visual, es más probable que transmita una actitud segura y optimista ante la vida, así como cierto nivel de liderazgo, convicción, eficiencia y confianza en el ejercicio de su profesión.
Eso puede hacer la diferencia entre un profesional exitoso y uno que no lo es. Si tú quieres entrar en la lista de las mujeres y los hombres exitosos, procura cuidar y conservar la coherencia entre lo que eres y lo que exteriorizas a través de tu comunicación no verbal.
Imagen o comunicación verbal
De la misma forma el profesional líder debe mantener la coherencia entre la imagen que proyecta físicamente y la forma de expresarse verbalmente. Debes ser un buen comunicador. La buena imagen proyectada debes sustentarla en tus conocimientos y experiencia que requieres para tu trabajo. ¿Cómo mostrar esto? Cuando hablamos.
Todos, cualquiera que sea el trabajo que desempeñamos debemos aprender a manejar adecuadamente este aspecto de nuestra imagen.
¿Alguna recomendación? Para cualquier exposición o presentación, puedes ensayar lo que vas a decir y cómo lo vas a decir. También es importante tener claros los mensajes que vas a emitir, pues serán la columna vertebral de tu ponencia o presentación. ¿Sabías que hay ideas y palabras claves que sirven para reforzar un buen discurso? Procura usarlas para mover siempre a tu audiencia.
Como vemos, la imagen profesional no se constriñe a la vestimenta. Esta debe ser vista como un complemento de las capacidades y de la actitud, lo cual también se expresa mediante lenguajes verbal y no verbal. Entonces, ¿qué es más importante? ¿La eficiencia o la imagen? Definitivamente van juntas. Y eso es la que irá construyendo tu marca personal.