La forma en la que le hablamos a los pequeños y cómo les pedimos las cosas es determinante para que ellos sean cooperativos y obedientes. Te presentamos consejos para esta dinámica
Todos los padres y madres queremos que a nuestros hijos o hijas les vaya bien en la vida. A las personas que les va bien en la vida, son aquellas que cooperan, siguen instrucciones y saben obedecer. Se imaginan a un niño en la primaria o ya en la secundaria, que el maestro/a le diga: “Juan, pasa al pizarrón y escribe lo que te dicto”, y Juan le conteste: “maestro/a, yo no voy a pasar, escríbalo usted, para eso le pagan”. Ahora, imagínense a Juan a los 24 años y que su jefe o jefa en el trabajo le diga: “Juan, por favor lleva este documento a la oficina” y Juan le contesta: “llévelo usted a mí eso no me toca”.
¿Han escuchado la frase “más vale maña que fuerza”? ¿o “en el pedir está el dar”?. Si queremos que nuestro niños puedan aprender a seguir instrucciones debemos primero poner atención a cómo es que les pedimos las cosas. Muchas veces en eso está la diferencia entre que los niños se sientan motivados a responder o que en cambio te decidan ignorar y eso te lleve a ti a sentirte frustrado/a también.
Antes de conocer el cómo sí, vamos a identificar algunas de las formas más comunes en las que damos malas instrucciones. Cualquier parecido con la realidad es pura casualidad.
Algunas formas comunes de dar malas instrucciones son:
- El bombardeo: “Recoge tu cuarto, y limpia los trastes sucios, y saca la basura, y dale de comer al gato, y…”.
- La o el gritón: “¡¡Recoge los zapatos en este instante!!”.
- La o el gruñón: “Ya te dije que hicieras tus tareas, ¡nunca haces lo que yo te pido! ¡No sé porque no puedes hacer algo tan simple! Me tienes hasta el tope”.
- La o el mártir: “No sé porque nunca me haces caso… ¡Deja que tengas tus hijos/as y verás cómo se sufre tratando de hacer que los hijos/as entiendan!”.
- El o la habladora: “Tienes que recoger tus juguetes porque tienes que aprender a ser responsable, además tu hermano que es menor que tú ya recoge los juguetes sin problema y tú que eres más grande tienes que aprender a hacer lo mismo, además…”.
- Sarcasmo: “¿A eso le llamas limpio?”.
- Llamada a larga distancia: Le grita la madre o el padre de una habitación a otra: “Prepárate para ir a la escuela”.
- Deprimido/a: (cabizbajo/a y silencioso/a) “Lo único que quiero es que te sientes en la mesa” (suspira).
- Perro que ladra no muerde: “¡Recoge tu cuarto ahora mismo o voy a tirar todos tus juguetes en la basura!”
- El freno: “¡No hagas eso!” *Hay que decir envés lo que sí se tiene que hacer
Ahora bien, veamos las características de las buenas instrucciones que serán herramientas fundamentales para educar adecuadamente a nuestros hijos e hijas.
- Elegir el momento: Tanto para niños/as como personas adultas, hay momentos en los que se puede dificultar seguir una indicación e incluso, escucharla. Son momentos inoportunos. Por ejemplo: el niño o la niña está viendo sus caricaturas favoritas, lo más oportuno es darle la indicación cuando haya una pausa o comercial. Si no escuchamos, quien dio la indicación se enoja pues piensa que lo o la estamos ignorando. Piénsalo papá, piénsalo mamá; estás viendo tu programa favorito y cuando está en el momento más entretenido, te aseguro que ni siquiera escucharás la indicación, mucho menos la seguirás. Esto provoca que quien da la indicación, se enoje, pues cree que le están ignorando.
- Conseguir la atención del niño o la niña: Una vez que elijan el momento oportuno, deben cerciorarse de que su hijo/a realmente les esté escuchando, poniendo atención. Lo recomendado es que estén en su campo visual, inclinarse a su altura, mirarle a los ojos y darle la indicación.
- Claro, corto y simple: una indicación es una indicación, y punto. No es un momento para dialogar, ni para llamarle la atención a nuestro hijo/a o tratar de convencerle de algo. Sabemos que los momentos de diálogo para felicitar o poner límites entre padres/madres e hijos/as son importantes y deben existir, pero una indicación es: clara, corta y simple. Por ejemplo: “Carlos, pon la mochila en su lugar ahora por favor, gracias”.
- Esperar en silencio 10 segundos: Tanto niños/as como personas adultas están muy lejos de ser un robot para cumplir siempre las indicaciones de manera inmediata. Al dar una indicación deben permanecer cerca y esperar en silencio 10 segundos a que se cumpla. Es común que muchos niños o niñas digan: “ahí voy”, “al ratito”, “ahorita”. Muchas veces como padre o madre al escuchar estas respuestas, nos molestamos y empezamos a decirles: “ándale”, “te estoy diciendo que ya”, “como para pedir dinero si eres muy bueno/a”. Y bueno, si esto sigue es probable que se enojen y le den un pellizco, coscorrón o le digan cosas que pueden llegar a ofender a su hijo o hija. Se ha encontrado que la mayoría de los niños/as, si los padres o madres se quedan en silencio y a una distancia prudente (1.50 m) terminan realizando la instrucción.
- Dar las gracias: Imaginen que una indicación es como un sándwich, el decir por favor es una rebanada de pan, el decir lo que hay que hacer es el jamón, y el dar las gracias es la segunda tapa de pan que permite que el sándwich se complete. Muchos padres o madres cuando su hijo o hija tarda un poco para seguir la instrucción o realiza algo que comúnmente no hacía, le dicen: “ya ves, nada más es de que quieras, pero por pura chifladura haces caso cuando quieres” o “que te cuesta hacer caso” o “no que no, nada más es de que te amenace con que le voy a decir a tu papá”. Lo recomendado es que cuando su hijo/a realice lo que le solicitaron, independientemente del modo en que lo haga o si tardó 5 o 10 segundos, le digan: “gracias”. Esto le puede causar asombro, pero experimenten y verán que su hijo/a cada vez les va a obedecer más y mejor aún, su relación será cada vez más fructífera.
- Revisar mi estado de ánimo: el 80% de lo que comunicamos es a través de nuestra postura corporal, expresiones faciales, tono de voz, etc. Y solo el 20%, a través de lo que decimos. Por lo general, su estado de ánimo influye mucho en las instrucciones que dan y cómo las dan. En ocasiones pueden estar enojados/as con su jefe/a, o sienten preocupación por cosas del trabajo, y al llegar a casa pueden decir: “hijo/a, recoge tus juguetes ahora por favor”; en este sentido, la indicación es clara, corta y simple, sin embargo, su postura corporal o expresiones faciales, pueden estar transmitiendo o expresando su enojo y desesperación; y lo que es peor, su hijo/a va a creer que es con él o ella con quién están enojados/as y desesperados/as, pudiendo esto lastimar su relación.
Pon estos consejos en práctica y trabajemos siempre por una mejor relación con nuestros niños y niñas pues esto los llevará a ser personas felices y plenas.
El Instituto de la Familia es un Organismo Público Descentralizado de la Administración Municipal de San Pedro Garza García y tiene como propósito contribuir al fortalecimiento familiar a través de la investigación y la generación de propuestas de política pública.
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Por Fernanda Guerra
Responsable de Comunicación del Instituto Municipal de la Familia.