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Es inevitable tener conflictos y hasta pleitos en familia, pero también lo es enfrentarlos, resolverlos y aprender para evitar repetirlos. Las diferencias se pueden volver retos y oportunidades para fortalecer nuestras relaciones

La discordia familiar es un enfrentamiento, una discrepancia que surge entre miembros de una misma familia cuando no se logra un acuerdo respecto a un asunto de interés compartido. Cuando las opiniones o las voluntades resultan opuestas, se genera la discordia, lo contrario es la concordia, a la que aspira toda familia pero, por diversas causas se dificulta y en muchos entornos, escasea.

La discordia familiar es siempre un factor de riesgo y en ella  influyen: una voluntad débil, la intolerancia y el materialismo reinante, por lo que resulta necesario revisar las causas más frecuentes y analizar medios para combatirlas.

Las disputas por herencias o pensiones son por lo regular uno de los factores más frecuentes de discrepancia pues impulsan envidias, intrigas, engaños y traiciones en el entorno familiar y exhiben casi siempre lo dañino de nuestros egoísmos y debilidades ante la amenaza de perder seguridad financiera, privilegios y/o bienes materiales. 

Está el caso de Nancy Shedelski (de 65 años), quien en 2015 no reportó la muerte de su marido y a quien desmembró para después tirar sus restos a los contenedores de basura con el fin de seguir cobrando la pensión completa. El hombre fue identificado por medios locales y es un ejemplo de un episodio por demás terrorífico.

Hay de historias a historias y hay algunas no tan dramáticas como ésta, que ocurren cuando la codicia se desborda.

Otra causal frecuente es el descuido de las responsabilidades en los esposos y los hijos, cuando nadie busca hacerse cargo de sus actos se produce un ambiente propicio para la desavenencia, pues da la impresión de que no son importantes o pueden ignorarse.

Las infidelidades y el maltrato físico o emocional constituyen asimismo otros focos de alerta en el desarrollo de discordias pues trastocan la armonía, el compromiso y la sana convivencia familiar.  Afirmar, apreciar a los demás significa atribuirles valor, como señala Mathew Fox, “las familias sanas recuerdan la bondad, las no sanas recuerdan entre sí sus fracasos”.

De acuerdo a cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y las asociaciones Maas Infancia Feliz y Mil Pelotas Para Ti, en México se dan 428 divorcios diarios y Nuevo León es el tercer estado con mayor número de separaciones legales; alrededor de un millón de niños se ven afectados anualmente en el país con este proceso.

No menos importantes como causales de discordia, son los enfrentamientos derivados del desequilibrio trabajo-familia. En 2016 publiqué un libro sobre este tema (disponible en Amazon, en versión digital). El origen del problema radica en prácticas laborales que producen en el trabajador insatisfacción, bajo nivel de compromiso, agotamiento  y estrés que obligan a anteponer el trabajo a la vida personal y familiar. Para que una persona sea feliz, se sienta completa y realizada, tiene que tener atendidas las distintas facetas de su vida: la profesional, la familiar, la personal y la social.

Y la realidad es que no son muchas las empresas que dedican el suficiente esfuerzo a gestionar, desarrollar y dirigir sus estrategias teniendo como referencia la familia.

Tenemos también las diferencias de enfoque o percepción de la realidad, este es otro terreno fértil para la discordia familiar porque  dificulta “remar en la misma dirección” y produce disgustos, reclamos, distanciamientos, agresiones y demás.

En la película “Pad Man”, estrenada en 2018, se narra el  impresionante espíritu de lucha de  Lakshmi, quien al darse cuenta de la medida en que las mujeres se ven afectadas por su menstruación,  se propone crear una máquina de toallas sanitarias y proporcionarlas de bajo costo a las mujeres de la India rural, como narra su descripción. Pero este hombre enfrenta discordias y es humillado, despreciado y criticado por sus familiares y personas de otras comunidades  por fuertes atavismos culturales.

Es decir, lo que para el joven  emprendedor era una  causa muy justa y necesaria, para los familiares resultaba vergonzosa y un motivo de escándalo social.

El conflicto y las redes sociales

Otra fuente no menos importante de discordias familiares son las redes sociales y el intenso acceso a  sitios y aplicaciones digitales. Sin duda alguna, la cultura digital llegó para quedarse y se ha extendido universalmente día a día facilitando comunicarnos, trabajar, educar, comprar, divertirnos, etc. Pero cuando las familias las utilizan para criticar, presumir y agredir las discordias emergen  tarde o temprano pues producen sentimientos de envidia soledad, frustración,  ansiedad, depresión, y desesperanza.

Un estudio de la Pontificia Universidad Católica de Chile, una de las más prestigiosas, apunta a que –efectivamente– hay una relación entre uso de Facebook y problemas maritales. Un artículo publicado por The Christian Post (“Facebook Users Are More Likely to Divorce, Study Finds”), muestra que tan solo en Estados Unidos la American Academy of Matrimonial Lawyers, ha visto crecer en más de un 80 por ciento los problemas matrimoniales a causa del uso de redes sociales. 

De acuerdo con el Pew Research Center, la mitad de los usuarios de Facebook tiene más de 200 contactos en su red, por lo que los amigos en común seguro aparecerán entre las parejas casadas. Solo asegúrate de que esos 200 amigos no vayan a comentar algo desagradable o desalentador sobre el estado de tu ser querido. Podría crear problemas en el matrimonio y en los círculos de amistades.

Generadores de desacuerdos

En síntesis, las familias actuales necesitan combatir al menos siete amenazas que pueden provocar pleitos, conflictos y discordia:

* Disputas por herencias

* Descuido de responsabilidades

* Infidelidades

* Maltrato físico y/o emocional

* Trabajo vs. famila

* Diferencia de percepciones o enfoques

* Redes sociales

Fórmula anti-discordia

¿Qué hacer al respecto? Debemos partir de que no hay familia perfecta y las discordias son frecuentes, forman parte de la naturaleza humana, producen heridas. Lo importante es administrar las crisis  para evitar que se conviertan en tragedias. 

Independiente a la creencia de cada persona, vale la pena retomar las palabras del Papa Francisco, suma autoridad de la Iglesia Católica: “Las crisis de las personas producen heridas, producen lágrimas en el corazón y en la carne. Las heridas son un don precioso tanto a nivel personal como eclesial. Hoy hay una gran necesidad de personas, de esposos que sepan dar testimonio de que la crisis no es una maldición, es parte del camino y constituye una oportunidad”.

No es fácil hoy en día para las familias ver las discordias como oportunidades, pero vale la pena identificar los riesgos, administrar las crisis,  e intentar estas siete actitudes. Apostar por la familia no es un gasto, es una inversión.

Podemos explorar al menos siete actitudes contra las discordias:

  1. Paciencia
  2. Respeto
  3. Tolerancia
  4. Dialogo
  5. Empatía
  6. Compromiso
  7. Servicio

 Osvaldo Reyes Méndez

Escritor

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