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¿Sabías que tus hijos empiezan a tener una imagen desde los tres años? ¡Sí!, has leído bien… ¡A los tres años! 

Es posible que hayas escuchado o leído más de una vez, que las personas se forman una imagen de ti a partir de la primera impresión. Y efectivamente, así suele suceder. Entonces, te has puesto a pensar: ¿Qué pasaría si esa imagen se empieza a cultivar en los niños desde pequeños? ¿Crees que algunas personas pensarían que tan solo mencionar la importancia de la imagen en un niño, sería como levantar un monumento a la frivolidad? Pues sigue leyendo…

Considerar y trabajar la imagen en un niño, es definitivamente muy importante porque se trata, sobre todo, de un tema de EDUCACIÓN. Es precisamente en esta etapa en dónde se pueden aprender y “moldear” una gran cantidad de hábitos, convicciones y comportamientos que, con el tiempo, se consolidarán en las personas y les ayudarán a construir su propia identidad, basada en sus conocimientos, sus vivencias, la cultura en la que viven y desde luego en su temperamento y en la formación de su carácter. 

En primer lugar, es necesario comprender que la imagen se basa en lo que es una persona, en su esencia. Y todas las personas, desde la infancia tienen una esencia definida, aunque aún estén en proceso de formación y crecimiento. Todo ser humano, desde que nace, tiene bien definida su individualidad. Por ejemplo, cuando “conversamos seriamente” con un niño de 5 años, realmente nos damos cuenta de la manera tan especial y a veces precisa que tiene de pensar o describir su mundo real. 

Seguramente te ha pasado que, al hablar con ellos, dices: “esa niña tiene ángel”; “qué listo es tu hijo”; “qué elegante, parece príncipe”; etc. Todo eso es parte de su esencia, que en el caso de nosotros los adultos, lo trabajamos para, casi de modo automático, comunicarnos con la gente, a través de los estímulos que emitimos.  Entonces, ¿Qué buscamos en el caso de los niños? Lo que queremos es ayudarles a ponderar y destacar la importancia de su individualidad. Queremos enseñarles principios, conductas, hábitos, modales, que pensados con el tiempo se conviertan en acciones que van edificando su propia vida. Modales de etiqueta, protocolo, higiene, limpieza y arreglo personal. Áreas todas, que se fomentan desde la infancia y que ahora, con un fin más claro nos damos cuenta que son las bases de una buena imagen.

Esto me recuerda un artículo que me compartió una psicóloga que vino hace unos meses a mi Consultoría de Imagen. En un colegio de Australia, realizaron un estudio de percepción con niños de 8 años. Cada alumno de un salón de clases, debía acercarse a una pared donde había fotografías de todos los niños del grupo, para señalar quién les gustaría elegir como amiga(o). Más del 85% eligió a la niña limpia y bien arreglada del salón; la que “siempre traía un moñito en su peinado”, expresaban los mismos niños. (Cfr. The University of Sydney. Impact on Children’s Relations. Psychology Department, 2002).

Al pensar en nuestra infancia, es posible que todos recordemos aquella niña que siempre iba bien peinada, al chico de los zapatos limpios o al que siempre daba las gracias; o de lo contrario, el que comía con la boca abierta o llevaba el uniforme arrugado.  

 

¿La conclusión del estudio? 

 

Los niños sí crean un impacto en otros niños, que no sólo es cuestión de adaptar valores que, desde luego, deben estar siempre presentes, 

 

sino también hay que destacar el modo cómo se presentan, es decir, su imagen física, que también es un valor. 

 

Si entonces estos aspectos son importantes en la educación de tus hijos, la clave está en fomentar en ellos desde pequeños estas “normas ceremoniales”, que las aplicarán de modo automático en su edad adulta y que probablemente las asociarán con una vida feliz. Lo importante es darles herramientas específicas de educación para construir su propia identidad y aprender a respetar a las personas con los que conviven; todo esto, con el tiempo, se convertirá en valores agregados de su existencia. 

 

Así que considera que tus hijos ya tienen una imagen pública desde pequeños y con ella van adquiriendo una reputación y edificando su propia y auténtica identidad. 

 

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