En el desayuno, durante la comida o en la cena, los integrantes de la familia tienen la oportunidad perfecta para comunicarse y fortalecer los lazos que los unen.
Además de que son instantes del día en los que –por lo general– están todos juntos, compartir los alimentos se ha convertido en el momento que todos tienen para desconectarse de las preocupaciones para conectarse con quienes más aman.
De acuerdo a psicólogos y expertos que se especializan en nutrición, a la hora de comer, las emociones juegan un papel fundamental. La llamada alimentación emocional se refiere a cuando la comida se utiliza para determinado estado emocional, por lo que relacionarla con convivencia y momentos placenteros no sólo facilitará la digestión, sino que también ayudará al autoestima y bienestar de la familia.
Comer en familia favorece la comunicación, beneficia la salud emocional, estrecha la unión entre padres e hijos y según el trabajo de la especialista Barbara J. Mayfield, de la Universidad de Purdue, el bienestar social de los adolescentes está relacionado con la frecuencia de las comidas familiares y la mejora de las calificaciones de niños y jóvenes.
Más beneficios de comer en familia
- Aumenta la unión entre sus integrantes y fortalece el vínculo y lazo que tienen entre sí.
- Los adolescentes tienen mejor salud emocional, aumentan su seguridad y tienen mayor sentido de pertenencia.
- Se pueden afrontar situaciones familiares delicadas o de vulnerabilidad.
- Fomenta la comunicación y es la oportunidad para conocerse mejor y para convivir, evitando que los hijos tengan conductas de alto riesgo.
- Expertos de la Universidad Complutense de Madrid indican que consumir alimentos en familia repercute en la salud, educación y el buen comportamiento de chicos y grandes.
- Los niños relacionarán buenas experiencias sensoriales con los alimentos y eso facilita que opten por productos nutritivos y se pueden prevenir problemas como obesidad y diabetes.