Tomarse una siesta es el hábito de muchos y el gusto de otros. Aunque pareciera que es una práctica idónea para los bebés y los niños, lo cierto es que hasta a los adultos les puede beneficiar enormemente el dormir en el día, de acuerdo a expertos.
Ese tiempo de sueño durante el día es una inyección de energía y puede ayudar a reducir la tensión arterial, como lo indica una investigación a cargo del Allegheny College de Pennsylvania, también facilita la concentración y mejora los reflejos.
Y es un potenciador del aprendizaje, pues un estudio de la Universidad de Berkeley llegó a la conclusión de que aquellas personas que duermen siesta rinden más por las tardes e incrementan hasta 10 por ciento su capacidad de captar información.
Las siestas son como darle un reset al cerebro y, por si fuera poco, mejoran el estado de ánimo y el rendimiento laboral y escolar de adultos y niños, respectivamente.
Además de recargar las pilas y la energía que se gastó en las primeras horas del día, una siesta ayudará a mejorar la memoria emocional de los pequeños. De acuerdo a expertos de la Universidad de Massachusetts Amherst, pues si el niño descansa, puede fortalecer la captura de recuerdos y experiencias.
El buen dormir impulsa la gestión de emociones y, de hecho, los niños que no duermen siesta se pueden sentir cansados o tener una actitud apáticos.
El neurofisiólogo del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, Antonio Pedrera, considera que la siesta de la forma natural y sencilla, aumenta la productividad de chicos y grandes, “a las personas que trabajan en el turno nocturno, un descanso de solo 15 minutos, les permite seguir después a pleno rendimiento”, ya que la siesta “es un reseteo rápido como el que hace un ordenador cuando lo apagamos y lo volvemos a encender”.
Hay que tomar en cuenta que el estrés y la fatiga son de los enemigos más comunes en la actualidad y de los más peligrosos porque aumentan la incidencia de enfermedades y disminuyen la calidad de vida. Para despejarse, descansar y encima rendir mejor y con mayor agilidad, la profesora de psicología australiana, Leon Lack dice que después de comer, los adultos se pueden tomar una pausa-siesta de 10 minutos.
¿Cuánto tiempo dormir?
La siesta ideal, de acuerdo a la profesora de psicología y autora del libro “Take a Nap! Change your life”, Sara C. Mednick, depende de la edad de la persona y de lo que se quiera potenciar.
Por ejemplo, si se desea tener una inyección de energía en el día laboral, se recomienda que sean no menos de 10 minutos y no más de 20, para tener mayor capacidad de memoria cognitiva que dura alrededor de una hora y si se busca mejor memoria emocional, que el tiempo llegue a una hora y media.
En el caso de los niños en edad preescolar, se recomienda que duerman siestas de entre 30 minutos y una hora (y que por las noches tengan entre 11 y 12 horas de sueño). Los que tienen de cinco a 12 años necesitan dormir de 10 a 11 horas por la noche.
Para acostumbrarlos y hacerles el hábito, es necesario que la siesta siempre sea a la misma hora y que el niño cuente con hábitos alimenticios y de sueño establecidos. Sobre todo porque esto ayudará a mejorar su salud.
Ojo: para algunas personas –como los adultos mayores– no son recomendables las siestas, ya que puede alterar su hábito de sueño en las noches.
¿Cuándo tomarse la siesta?
Para obtener el descanso adecuado, es recomendable tomarse una siesta después de comer, entre la 1 y las 5 de la tarde. A su vez, se debe buscar un lugar cómodo, con temperatura agradable, ambiente de tranquilidad y con poca luz. Una opción es ese sillón favorito que tienes, pues en la cama se puede desencadenar gastritis u otro problema de la digestión, debido a la hora de la siesta.
De hecho, la National Sleep Foundation señala que el lugar en donde se toma la siesta es clave para disfrutarla al máximo.
Beber una taza de café antes de la siesta –en el caso de los adultos– ayudará a que el cuerpo se mantenga alerta y despierte con frescura (eso evitará que la siesta se prolongue más de lo indicado o deseado).
Cuando haya dificultad para el descanso y la relajación, se pueden hacer ejercicios de respiración para calmar la mente y el cuerpo, logrando una siesta óptima.