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Sin duda alguna, estamos viviendo una era en la que la salud mental es tema de importancia y en la que la gestión emocional ha dejado de ser –en gran medida– un tabú. Aquí consejos para abordarlo en familia y sociedad

Sí, cuando nos duele una muela no dudamos en acudir con el dentista, si tenemos una dolencia corporal hasta buscamos en Google qué podría ser y qué decir cuando sentimos algún padecimiento que nos incapacita, como lo es el dolor de cabeza pero, ¿por qué cuando nos sentimos con “la batería baja” o con un estado de ánimo de tristeza y sensación de soledad no “corremos” al doctor y/o no buscamos la respuesta para cambiarlo y mejorar nuestra salud mental?

Alrededor de esta temática giran tabúes, estigmas y clichés –por ejemplo, se le asocia con debilidad, sobre todo si se trata de hombres y salud mental–, por lo que muchas veces se evita hablar de ello y no se acude con un profesional, a pesar de ser necesario. En los casos más severos y tristes, hay quien opta por terminar con su vida y esto se puede evitar y prevenir si se le brinda la debida atención y relevancia.

A raíz de la pandemia por el coronavirus, la salud mental volvió a ser tema primordial en todo el mundo, ya que la gran mayoría vio que la misma se vio alterada y afectada por esta situación cuyas consecuencias aún estamos enfrentando.

Las peticiones de consulta en Madrid, capital de España, aumentaron 30 por ciento por la pandemia, según el Colegio Oficial de Psicología de dicha ciudad. Mientras que en México, acechados por el estrés, la ansiedad y la incertidumbre por la crisis sanitaria y sus derivados, provocó que en menos de un año se duplicaran las ventas de antidepresivos y ansiolíticos, de acuerdo a la Asociación Nacional de Farmacias de México (Anafarmex).

Y es que, aunado a ello, son muchos los casos de trastornos de la salud mental que se han presentado en jóvenes y adultos con el paso de estos meses en los que ha ido transcurriendo la pandemia. Con mayor ímpetu en niños y adolescentes –no solamente en mayores–, pues la etapa de vida que están viviendo ya conlleva –de por sí– cambios hormonales y psicológicos. 

“La adolescencia puede ser una etapa complicada y la epidemia del coronavirus (COVID-19) la puede hacer todavía más difícil. Los cambios en tu rutina y el encierro te obligan a adaptarte a formas diferentes de emplear tu tiempo”, dice el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Es crucial que padres, maestros y otros tutores les hagan saber a chicos y jóvenes que las medidas y cambios son porque están protegiéndose ellos, “a su familia y a la población. Sabemos que no han elegido vivir esta situación y están encerrados o encerradas en sus casas, pero están haciendo algo sumamente valioso y responsable”. Y ahora que comienzan a retomar actividades y la vida “cotidiana”, es cuando llegan algunas consecuencias de los estragos que alteran la salud mental.

“El estrés es una reacción psicológica y física normal a las exigencias de la vida. Todos reaccionamos de manera diferente ante situaciones difíciles, y es normal sentirse estresado y preocupado durante una crisis. Pero los desafíos diarios múltiples, como los efectos de la pandemia de COVID-19, pueden afectar más allá de tu capacidad de afrontamiento. Muchas personas pueden presentar trastornos de salud mental, como síntomas de ansiedad y depresión, durante este momento. Los sentimientos pueden cambiar con el tiempo”, dice la Mayo Clinic, “a pesar de tus mejores esfuerzos, quizás te encuentres sintiéndote desamparado, triste, enojado, irritable, desesperanzado, ansioso, o atemorizado. Tal vez tengas problemas para concentrarte en tareas rutinarias, cambios en el apetito, dolores en el cuerpo o dificultad para dormir, o te sea difícil enfrentar tareas de todos los días”.

Pero cuando los signos y síntomas duran por varios días seguidos, “haciendo que te sientas miserable y causándote problemas en tu vida diaria de modo que encuentras difícil llevar a cabo tus responsabilidades normales, es el momento de pedir ayuda”, añade.

A cada uno le afecta a su manera y a su nivel, pero lo cierto es que nadie está exento de tener alguna consecuencia por esto. Quienes tienen los medios para poder sobrellevarlo o el acceso a atenderse con un profesional, no dejen de hacerlo y todos pueden poner de su parte para quienes están en un estado de vulnerabilidad y que encima tienen que enfrentar este panorama.

Estabilidad primero

Te presentamos algunas recomendaciones para el cuidado de la salud mental y para dar pie a un círculo virtuoso que pueda establecer buenos hábitos y estilo de vida:

  1. Duerme y come bien
  2. Establece rutinas aunque no tengas el ritmo de vida anterior a la pandemia
  3. No permitas que el sedentarismo y la flojera prevalezcan 
  4. Practica ejercicio y actividades recreativas
  5. Bebe suficiente agua 
  6. Concéntrate en lo positivo que tienes en la vida
  7. Acepta y enfrenta la realidad
  8. Fortalece las conexiones con amigos (aunque sea a distancia)
  9. Presta apoyo a quien lo necesita 
  10. Pide ayuda cuando lo requieras
  11. Procura tu aseo y arreglo personal (así sea que estudies o trabajes desde casa)
  12. La meditación, respiración y control de emociones ayuda a gestionarlos
  13. Habla las cosas con personas de confianza
  14. Ten paciencia y date tiempo
  15. Respeta que no siempre podemos estar y sentirnos bien, no reprimas las emociones negativas
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