Con la pandemia aumentó el uso de estas plataformas, pero también se perdió la cercanía que se puede obtener al conectarse con seres queridos. Y son las mujeres quienes más tienden a utilizarlas
Se podría decir que hay quienes son “adictos” a la tecnología, a estar conectado, a interactuar de cierta manera digital… y qué decir de las redes sociales. Que, mal o bien, las utilices o no, revolucionaron cómo nos comunicamos y se convirtieron en una extensión de lo que es una persona “en el mundo real”, en el tangible. Tras la pandemia que aún nos aqueja, las redes sociales siguen siendo parte fundamental de la interacción digital entre los seres humanos… sobre todo de las mujeres.
Tan solo hay que dimensionar la siguiente cifra de Statista 2022, hasta enero de 2021, más del 30 por ciento de los usuarios de redes sociales en México eran mujeres y hombres de entre 25 y 34 años de edad.
Y, de acuerdo al informe más reciente de Statista Digital Economy Compass (con fecha de 2021), el tiempo empleado diariamente por los usuarios de redes sociales –a nivel global– es de 142 minutos. Hasta 2012, esa cantidad era de 90 minutos.
Como era de esperarse, en México, las redes que más se utilizan son Facebook y WhatsApp.
Dejando a un lado que, por obvias razones, la pandemia provocó que se utilizaran más las redes sociales y por más tiempo, en años anteriores ya se había reportado y corroborado que ellas son más “adictas” a estas plataformas, lo que se intensificó con la crisis sanitaria mundial.
Tanto, que la propensión y uso desmedido de estas apps está considerado como “adicción”, ya que las personas pueden llegar a sentir ansiedad y hasta desesperación cuando no están conectadas o pasan tiempo prolongado sin revisar sus “notificaciones”.
Otro factor a considerar a la hora de cuidarnos –dentro y fuera de la Red– es la seguridad, debido a temas como el robo de datos, de información personal, el riesgo de caer en páginas que hacen mal uso de nuestra información y hasta la intimidad. Además del fenómeno de las fake news.
Las mujeres inclusive han llegado al punto de considerar que su participación en un grupo de WhatsApp, por ejemplo, ya cuenta como estar en contacto. Pero depende de la temática, ya que en persona creo que a cualquiera le gustaría que los familiares y amistades pusieran atención a lo que estamos diciendo. En la versión digital se corre el riesgo de malas interpretaciones o hasta de que la otra persona –o varias– no se enteren de lo que queremos dar a conocer por esa vía.
Tanto hombres como mujeres, aunque ellas son la gran mayoría de las usuarias, están perdiendo esa conexión (irónicamente) en las relaciones personales y que se da en mayor medida cuando entramos en un diálogo bilateral, cuando escuchamos con toda atención, cuando convivimos. Es difícil por la situación que atravesamos, pero una sticker o GIF en WhatsApp nunca será lo mismo que una videollamada, verse a través de la pantalla, sonreír, llorar, reaccionar a la información que recibimos y enviamos del otro.
La tecnología no es el problema, al contrario, es el uso que le damos, la connotación, el interés, la dinámica y hasta las formas.
Es fundamental que aprovechemos que hoy podemos estar más conectados que nunca, que aunque en persona no podemos vernos y convivir como antes, sí podemos transformar nuestra interacción más allá de las redes sociales y plataformas. Que la “adicción” que tienen sobre todo las mujeres sea para poder potenciar negocios online y offline, para ayudarse y aprovechar el efecto inmediato que tienen las plataformas digitales, sin perder la “humanidad” que hay en el trato personal.
Las redes sociales son un canal de distribución, no el objetivo a la hora de acercarnos a alguien.