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¿Cómo educar a los hijos? Esa pregunta se la hacen papás de todo el mundo y, a pesar de que gran parte de la forma de criarlos proviene de la manera en la que nuestros padres lo hicieron, mucho se va aprendiendo conforme los pequeños van creciendo.

Independientemente de que se siga una corriente de crianza y aprendizaje en específico, el factor común en las familias debe ser: el amor.

En siete de cada 10 familias mexicanas se presenta alguna situación de maltrato hacia los hijos, según la Secretaría de Salud y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). 

Mientras que la Encuesta Nacional de la Infancia en México 2015 señaló que el 53 por ciento de las familias ejerce agresión psicológica con los niños, el 44 por ciento psicológica y física y en el 6 por ciento de los casos, el maltrato se considera grave.

No solo eso, gritarles daña su autoestima y afecta su desarrollo cerebral, de acuerdo a la campaña “Gritar daña” de la Asociación Teatro de Conciencia en España. 

Pax Dettoni, directora de la asociación mencionada, dice que el daño incluso repercute en toda la familia.

Hay hogares en los que se llega a los extremos y aparecen golpes, ofensas y otro tipo de violencia física, verbal y psicológica.

Unicef indica en su sitio web que en México “existe una brecha entre el discurso de la protección de los derechos de la infancia y algunas prácticas violatorias de los derechos humanos y de la dignidad de niños, niñas y adolescentes. La ausencia de un sistema veraz y fiable de información sobre las formas en que se ejerce la violencia contra la infancia y las consecuencias de ésta, dificulta la tarea de hacerla visible, desnaturalizarla y contar con respuestas adecuadas de política pública para su prevención y erradicación”.

Pero educar y disciplinar no significa ofender, gritar, asustar o agredir. Sabemos que en casa se pueden presentar situaciones que hagan que casi se pierdan los estribos, pero lo importante es siempre recordar y tener en cuenta el amor que se le tiene a los hijos.

La autoridad de los padres tiene su lugar y las enseñanzas hacia sus hijos les forjarán hábitos y virtudes que les servirán a lo largo de toda su vida. De igual manera, los recuerdos de amor y cariño –junto con las muestras de afecto– por parte de sus progenitores se quedarán grabados en su memoria y son un ejemplo de que con amor todo es mejor.

 

Disciplina y afecto

 

Respira profundo durante un conflicto familiar (o una situación difícil), toma las cosas con calma, piensa tranquilamente tu reacción y controla las emociones delante de los pequeños, que son como esponjas que absorben todo lo que aprenden. Con los siguientes tips podrás balancear la disciplina y la autoridad con el cariño:

 

  • El diálogo resuelve todo problema
  • Siempre demuéstrales amor
  • Establece límites y reglas en casa
  • No compares entre hermanos u otros integrantes de la familia
  • Nunca los amenaces o pongas en juego la confianza que te tienen como padre
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