Al terminar las vacaciones y regresar a la rutina diaria, tanto adultos como niños tienen que tomar en cuenta que es vital estar tranquilo, feliz y en paz.
Los hijos son como esponjas y absorben todo lo que ven, si ellos los ven estresados, corriendo, de mala gana o sumidos en el estrés, será igual de difícil para ellos afrontar los obstáculos de la rutina y la vida cotidiana.
Regresar a clases y a los hábitos laborales puede provocar inestabilidad en la familia y afecta a la buena conducta y dinámica de la misma.
Hacer a los hijos felices depende de la propia felicidad y de la buena calidad de vida a nivel personal, familiar y profesional. El apoyo de los papás es gasolina para que el niño o el adolescente –hasta el adulto– arranque día con día, para que logre la realización y satisfacción personal y para el sano desarrollo integral.
Si el pequeño o el joven se siente respaldado y acompañado por su mamá o papá le será más fácil enfrentar la vida diaria. Con mayor razón si se toma en cuenta que, en la actualidad, los problemas derivados del estrés y de conflictos sociales son la principal fuente de enfermedades y situaciones que alteran y afectan la calidad de vida de chicos y grandes.
La fuente de la felicidad está en uno mismo, en casa, con quienes tenemos a nuestro alrededor. Y ello es un valor que se transmite de padres a hijos.
Consejos de vida
Aventura Familiar recomienda poner en práctica lo siguiente, durante el ciclo escolar o en la vida de cada integrante de la familia para la sana convivencia, la implementación de virtudes y el buen desempeño diario dentro y fuera del hogar:
- IMPLEMENTA RUTINAS Y HÁBITOS
No significa caer en la monotonía, pero sí establecer orden, rutinas y hábitos que harán que los hijos desarrollen virtudes y habilidades que les servirá durante la infancia, adolescencia y edad adulta.
Es importante que los roles y las tareas del hogar no caigan en el tedio, sino que se vuelvan oportunidades adicionales para tener tiempo de calidad en familia. A veces estresa tenerlos todo el día en casa, pero piensa que las rutinas y la unión familiar se fomenta al hacer cosas diferentes y divertidas con ellos, disfrútalos, ya que son momentos que no regresan.
Durante los fines de semana llévalos al parque, algún lugar nuevo, a probar nieves y helados diferentes, o a ver alguna película en el cine, para que se distraigan de la rutina escolar y para los papás de la carga laboral.
Cada vez que se reúnan en la mesa platiquen en familia sobre las cosas que más les gusta y escúchalos con atención. También hablen acerca de los planes que tienen para convivir juntos.
- ESTABLECER LA COMUNICACIÓN
La acción más importante en cualquier familia es la comunicación, es vital que hablen con sus niños para explicarles lo que viene, un nuevo reto, que esperar de sus nuevas maestras, clases, materias, nuevos amigos con los que van a compartir increíbles experiencias, darles mucha seguridad y motivarlos a echarle todas las ganas del mundo. Esto ayudará a que el proceso de adaptación a cambios sea más sencillo.
- ACOMPAÑARLOS EN TODO SENTIDO
Niños de kínder o en primaria, pre-adolescentes de secundaria o jóvenes en edad universitaria, los hijos siempre necesitan del apoyo de sus padres para salir adelante en la vida personal, así como en el ámbito académico y social.
Es imprescindible estar a su lado en su desarrollo y en cada cambio o situación desconocida que enfrentan, sobre todo en la escuela (kínder, primaria, universidad).
- TENER, TRANSMITIR E INSPIRAR CONFIANZA
Es importante confiar en la escuela que eligieron para sus niños, recuerden cuando tomaron la decisión de meterlos ahí, ¿es por algo no?, entonces suelten tantito el control y dejen que las maestras y el sistema que ustedes eligieron sea el apoyo para sus niños en ese tiempo que están ahí, traten de hacer una buena mancuerna con la escuela, es decir, compartan los mismos valores, la misma exigencia, y tengan mucha comunicación con los maestros, recuerden que toma todo un gran equipo para educar a un niño. Hagan equipo con su institución.
Acérquense con ellos, vayan a las juntas de padres, participen en los eventos del colegio, si sus niños los ven ahí, presentes, los va a motivar aún más. Involucrarse en su vida aumenta su autoestima, confianza y seguridad.
- AYUDAR CON EL PROCESO DE ADAPTACIÓN
Todos los niños y papás pasan por este proceso de adaptación durante la época escolar, es importante hacer este proceso lo menos complicado o dramático posible. Ayuda mucho a conocer a profundidad la edad –y etapa– en la que están tus hijos, por ejemplo si tu chiquito tiene entre dos o tres años es normal que vaya al kínder y llora al llegar (y esto no es exclusivo de los primeros días de ingreso, puede durar meses), pero si sus papás estan tranquilos y cooperan con la maestra esto ayudará muchísimo a esta adaptación y pasará rápido. Si ven a su mamá o papá estresado por la llorada, enojado, molesto ellos estarán igual. Recuerden que los niños tienen en sus padres un vivo ejemplo a seguir.
Rutinas, hábitos y diversión
A pesar del ajetreo de la vida acelerada que nos caracteriza, la diversión se puede encontrar hasta en la creación de hábitos e itinerarios.
Las tablas, calendarios de actividades y las rutinas son clave para el hogar, sobre todo para aquellas familias que tienen niños en edad escolar. Sin embargo, también brindan ventajas para los adolescentes y adultos.
Para que a los chiquitos les emocione la escuela deben de ver a sus papás también motivados por sus retos personales y profesionales, inclusive por las metas y objetivos que se fijan los pequeños.
Es recomendable que preparen un calendario de actividades, esto les ayudará tanto en la escuela como en su formación y educación integral. Esto además de un itinerario con los objetivos y encargos de la rutina diaria.
No importa si sólo va la mamá o el papá a alguna actividad, pero siempre trata de involucrar a los niños en cada una, esto va a ayudar a sentirse seguros y parte importante del proceso de regreso a clases, también los va a motivar a regresar con más ganas.
A su vez, repitan esta dinámica para las cuestiones familiar y del hogar, no solamente para el ámbito escolar.
Por Mónica Garza de Leal