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Les gusta estar más tiempo con sus familias, extrañan la dinámica diaria y a sus amigos y al mismo tiempo son una muestra de fortaleza para sus padres: así es la perspectiva de un niño sobre la pandemia causada por el brote de Covid-19.

Sea cual sea la circunstancia, cuando se quiere saber con franqueza y sin sutileza, hay que preguntarle a un niño. Ellos perciben el mundo sin las etiquetas o “condiciones” que se van formando conforme maduramos y leemos “entre líneas”.

La pandemia provocada por el brote de Covid-19 cambió al mundo, modificó a los seres humanos y sus dinámicas diarias. En resumen: nos cambió completamente.

Si para un adulto este cambio radical es difícil, la adaptación cuesta y las circunstancias han llevado a tomar decisiones que antes ni cruzaban por la mente propia, ¿te imaginas para un niño?

Los niños son esponjas receptoras de todo lo que ven que sienten, dicen y hacen sus padres, por ello su perspectiva de la pandemia está altamente inclinada hacia lo que observan en el hogar, con mayor razón ahora que están en confinamiento o bien, que pasan gran parte de sus días encerrados en casa.

“Todo el mundo está más ansioso y preocupado durante la pandemia. Es posible que los niños más pequeños no tengan las palabras para describir sus sentimientos. Es más probable que expresen su estrés, ansiedad o miedo a través de su comportamiento (que, a su vez, puede molestar a los padres, especialmente si ya están estresados). Los niños mayores y los adolescentes pueden estar más irritables ya que pierden tiempo con amigos y se cancelan eventos especiales”, como dice HealthyChildren.org, de la American Academy of Pediatrics, “por eso es importante ayudar a los niños a sentirse seguros, mantener rutinas saludables, controlar su comportamiento y desarrollar resiliencia”.

Los expertos de la American Academy of Pediatrics agregan que en tiempos de pandemia es muy importante no eliminar las rutinas en casa, pues éstas “ayudan a crear orden en el día lo que ofrece seguridad en tiempos muy inciertos. Todos los niños, inclusive los adolescentes, se benefician de rutinas predecibles pero flexibles como para satisfacer las necesidades individuales”.

Y es que no resulta tarea fácil para un adulto, el enfrentar esta pandemia, mucho menos para un niño. Para el proyecto “Cuidemos a nuestros niños” se realizaron 6 mil 149 encuestas a familias y se encontró que el 43 por ciento de los niños está más desobediente y 73 por ciento aumentó su demanda a los adultos. 

La investigación en la que participó Pilar del Río, quien es psiquiatra de la Clínica MEDS de Chile, también apunta que los padres –sobre todo las madres– reportaron altos niveles de estrés.

Por otro lado, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), señala que “los niños y los jóvenes, además de estar contrayendo la COVID-19, son algunas de las víctimas a las que más duramente afectará el virus. Si no actuamos de inmediato para abordar las consecuencias que la pandemia tendrá sobre los niños, el eco de la COVID-19 causará daños permanentes en nuestro futuro común. Según nuestros análisis, el 99 por ciento de los niños y los jóvenes menores de 18 años de todo el mundo (2.340 millones) vive en alguno de los 186 países en los que se han impuesto distintas formas de restricción a los desplazamientos debido a la COVID-19. Además, el 60 por ciento de todos los niños vive en alguno de los 82 países que se encuentran en aislamiento total (7 por ciento) o parcial (53 por ciento), lo que equivale a 1.400 millones de jóvenes”.

Para animarse como papás, tal como lo dice Pilar del Río: “a los adultos les cuesta entender que, para que sus hijos estén bien, primero ellos tienen que estar bien”.

Consejos para padres

1. Hablen con honestidad. Los niños pueden comprender muy bien un difícil escenario como la pandemia que estamos viviendo este año. Explícales la situación, con tranquilidad y responde a sus dudas por lo que escuchan de los adultos, en las noticias y lo que pueden enterarse por Internet.

2. Vivan y enfrenten sus sentimientos. Tanto papás, como hijos, deben estar en sintonía con lo que sienten, expresarse y enfrentar las emociones que se disparan en circunstancias como la actual.

3. Calidad, paciencia y esfuerzo. No es fácil tener home office, homeschooling y hasta tener que salir por cuestiones esenciales, seguir las indicaciones del cuidado de la salud y poner de tu parte hará que la convivencia en casa y la “nueva normalidad” sean oportunidades de crecer como familia.

4. Rutinas, hábitos y disciplina. El hecho de estar en casa no significa que desaparecen las reglas y las costumbres que forjan buenos hábitos, solo se modifican a la situación. Estar en pijamas todo el día y no tener horarios de comida y sueño establecidos, por ejemplo, no son opción para chicos y grandes.

5. Respira en momentos difíciles y cuídate. Sabemos que ahora estás –papá, mamá o ambos– cansado y con cargas de trabajo personal y profesional aún más desgastantes, pero todo saldrá bien, recuerda que debemos cuidarnos todos y a quienes más queremos.

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