No son cursis, no son sentimentales y tampoco se reduce a la idea de conocer a alguien que llora en cada película que ve y a quien no se le puede decir nada porque es “extremadamente sensible”. En inglés se les conoce como Highly Sensitive Person (HSP) y en español como Personas Altamente Sensibles (PAS)… que no es lo mismo que hipersensibles.
Pero sí, las PAS lloran con más facilidad, viven con mayor intensidad y son más susceptibles y empáticas en sus relaciones humanas.
La alta sensibilidad es una predisposición biológica para identificar sensaciones de manera rápida y sencilla. Mientras que la hipersensibilidad es ser frágil emocionalmente, es ser un poco más delicado en cuanto a sentimientos se refiere.
Para identificar la diferencia entre una persona hipersensible y una PAS es muy fácil: la hipersensible estalla por un gesto que malinterpreta y hasta exagera en su reacción y la acción que toma como repercusión y la PAS es quien se preocupa –de manera sumamente empática– por la reacción del prójimo ante un suceso del tipo negativo.
Y estos perfiles pueden estar dentro de una misma familia, siendo un hijo de una forma y uno de la otra.
¿Cuándo se presenta una y cuándo la otra? La ciencia y los expertos en psicología indican que la alta sensibilidad es biológica y hereditaria, mientras que la hipersensibilidad está ligada directamente con las emociones.
Es decir que una persona puede ser altamente sensible pero no ser hipersensible.
El reconocido psiquiatra Carl Jung estableció en vida que una PAS tiene una sensibilidad innata en niveles mucho más altos que el resto. Este tipo de personas tiene su sistema nervioso más fino, más desarrollado que la mayoría, por lo que reciben más información sensorial que alguien que es medianamente sensible.
En 2015, neurocientíficos de la Universidad de British Columbia y de Cornell University descubrieron que los genes pueden influir en qué tan sensible eres al procesar información emocional. Y explicaron que quienes son portadores de la variación genética denominada ADRA2b, muestran mayor actividad en la región cerebral que se encarga de regular las emociones.
Rebecca Todd, una de los autores del estudio llevado a cabo por las universidades mencionadas, señala que “este tipo de personas realmente ven el mundo de forma diferente. Para las personas con esta variación genética, las cosas emocionalmente relevantes en el mundo destacan mucho más. Pensamos, según nuestra investigación anterior, que las personas con la variante de eliminación probablemente mostrarían esta intensidad emocionalmente mejorada, e hicieron más de lo que incluso hubiéramos predicho”.
Por ello, aunque suena lógico, los padres saben que cada hijo es único e irrepetible, pero a la hora de criarlos y formarlos, es esencial que identifiquen si uno de ellos es altamente sensible o hipersensible, según sea el caso.
No significa que los altamente sensibles requieren tener un trato preferencial o diferenciado respecto al resto de integrantes de la familia, sino que tomen en cuenta que están “genéticamente programados” para ver el mundo a su manera.
Ted Zeff, autor de “The Highly Sensitive Person’s Survival Guide”, afirma que las PAS sienten con mayor intensidad y “les gusta procesar las cosas a un nivel más profundo, son muy intuitivas y llegan hasta el fondo de las cosas para llegar a descubrirlo todo”.
“Si alguien te dice algo negativo, tú puedes responder que te da igual, y nadie se sentirá ofendido. Pero, si se tratara de una personas altamente sensible, se lo tomaría muy a pecho», agrega Zeff sobre las personas con alta sensibilidad.
En la década de los 90, la psicóloga Elaine N. Aron investigó a profundidad sobre las PAS y llegó a la conclusión de que –por increíble que parezca– uno de cada cinco seres humanos tienen este rasgo de personalidad que se distingue por hacer de ellos más reactivos emocionalmente hablando, más empáticos y más solidarios.
Las PAS tienen la capacidad de percibir el estado de ánimo de los demás y si desarrollan habilidades emocionales positivas y actúan siempre por el bien común, serán un gran sustento y apoyo para familiares y amigos.
Además, las personas altamente sensibles pueden tener mayor propensión a la ansiedad y la depresión, siempre y cuando hayan tenido experiencias negativas en el pasado, según la psicóloga Elaine N. Aron, “(…) sobre todo de pequeño (falta de seguridad en casa o en la escuela), tu sistema nervioso está activado para sentir ansiedad”.
“Los padres de niños altamente sensibles tienen que asumir que sus hijos son estupendos, pero que hay que saber cómo tratarlos, no debes pecar por exceso de protección, pero tampoco por defecto. Tienes que valorarlos de tal manera que, desde jóvenes, tengan confianza en sí mismos y sepan que pueden hacer bien las cosas”, de acuerdo a Aron.
Y en el caso de los hipersensibles, se vuelven de esta manera a causa de experiencias y enseñanzas, por eso es crucial que los padres identifiquen a un hijo que es hipersensible, pues de no ser fuerte, éste no podrá obtener las habilidades que se requieren para enfrentar al mundo sin sentirse vulnerable al escrutinio de los demás.
Hipersensibles vs. altamente sensibles
Aunque la definición de cada rasgo de personalidad es claro a raíz de la evidencia científica y de investigaciones elaboradas por expertos en psicología, a la hora de identificarlo en un ser querido puede ser un poco retador. Te presentamos una lista con características de las personas hipersensibles y las PAS.
Hipersensibles:
- Más inseguros y vulnerables
- Tienen dificultad para lidiar con las emociones
- Pueden ser agresivos y explosivos
- Susceptibles a lo que digan los demás
- Quedan marcados por experiencias negativas de la infancia
- Tienden a malinterpretar gestos y acciones de los demás
Altamente sensibles:
- Son muy empáticas
- Se les dificulta acercarse emocionalmente
- Tienen gran intuición y son muy observadoras
- Les gusta la soledad y analizan a profundidad
- Reactivas emocionalmente hablando
- Disfrutan con mayor intensidad y pasión
Niños muy sensibles
Como padres, puede llegar a ser frustrante el ver al hijo altamente sensible que tienen, que se preocupa “de más” por el dolor ajeno, que es susceptible y vulnerable, empático y solidario… pero no se trata de un rasgo negativo, ¡al contrario! Puede ser altamente positivo.
A los pequeños con este rasgo se les llama Niños Altamente Sensibles (NAS) y cada uno es distinto.
Como consejo para papá y mamá, Aventura Familiar te recomienda analizar las cuatro características principales que la psicóloga Elaine N. Aron distingue sobre las PAS: Reflexionar de manera profunda sobre la información recibida, la tendencia de sobre-estimularse o de saturarse, una fuerte emocionalidad ligada a una gran capacidad empática y una elevada sensibilidad sensorial especialmente en cuanto a sutilezas.
Y es que como los describió Carolina Pinedo en la sección “De Mamás y de Papás” del diario español El País, los niños altamente sensibles son “superdotados a la hora de sentir”. De forma acertada, Pinedo lo resume en un enunciado: “La alta sensibilidad es hereditaria, no es un trastorno y aporta a los niños imaginación, intuición, creatividad y empatía”.
La presidenta de la Asociación Española de profesionales de la Alta Sensibilidad, la psicóloga infantil y juvenil Manuela Pérez (quien tiene un NAS), puntualiza que se pueden aplicar tests a los niños para identificar si son o no altamente sensibles.
Entre lo más distintivo, para Pérez, está que son muy reflexivos, se abruman cuando están frente a muchos estímulos (fuertes sonidos o luces centelleantes, son inteligentes, perceptivos, atentos, creativos y comprensivos. También pueden ser tenaces y perfeccionistas.
“Los padres de niños altamente sensibles deben asumir que sus hijos son estupendos, pero que hay que saber cómo tratarlos”. – Elaine N. Aron, Psicóloga.
Como papás, no se tiene que tener un trato específico, como se mencionó anteriormente, pero sí se pueden tomar en cuenta las siguientes recomendaciones de expertos de la Asociación Española de profesionales de la Alta Sensibilidad:
- Aceptar al niño altamente sensible como es y hablar sobre lo que siente.
- No alterar sus horas de sueño y descanso. Evitar aturdirlo.
- No sobre protegerlos y ser pacientes.
- Respetar cuando quiera y necesite soledad y privacidad.