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No hay un manual para la formación de los hijos, se pueden seguir ‘teorías’, corrientes y consejos, pero lo cierto es que los papás también están bajo enseñanza, prueba y error

Los padres no la tienen fácil y no, no es algo nuevo. Un hijo es responsabilidad, es compartir lo que son como seres humanos y como pareja, es darse a un ser que durante sus primeros años depende completamente de sus progenitores, alguien que requiere de su amor, cuidado y entrega. Sin embargo, aunque esto se ha sabido a lo largo de las generaciones, lo cierto es que con la conversación en plataformas digitales, el tema de la crianza ha despertado debates, sobre todo con los papás más jóvenes o inclusive con quien se plantea tener o no familia.

Y es que a pesar de tener más recursos “a la mano” (blogs, videos, video llamadas, artículos, infografías, experiencias narradas, interacción en redes sociales, etc.), a la vez hay un escrutinio acompañado de prejuicios y juicios sobre esta temática. Antes, libros, atenciones y consultas con profesionales y hasta consejos de la abuela, pero poco se hablaba de los “claroscuros” de la maternidad y paternidad.

Hoy, se habla con más crudeza, pero también se juzga con más filo, los juicios de valor y la opinión pública (con mayor razón digitalmente), se han convertido en un arma de doble filo para la apertura y expresión de este tipo de temas.

Si bien hoy se puede aconsejar al instante, hasta leyendo un comentario empático en redes sociales o compartiendo un video que puede ser de utilidad, también actualmente se ponen en tela de juicio las formas de formación y crianza, se comparan y eso refuerza lo que desde antes estaba: algunos padres consideran que no son lo suficientemente buenos, creen que fallan si se expresan o si muestran la “cruda” realidad o son muy explícitos en su discurso. No hay mamá o papá perfectos, de hecho, ellos también están aprendiendo y se encuentran absorbiendo conocimiento sobre cómo desempeñar su función de crianza. Ellos, sea con su primero, segundo o tercer hijo, también están viviendo al día, aprendiendo, errando, fallando y acertando.

No existe un manual o guion a seguir, pero sí se puede aprender del otro, se puede enseñar compartiendo y siendo empáticos. Ese es el lado positivo de la apertura digital y los temas que se pueden compartir respecto a los padres e hijos en la actualidad.

Además, es de suma importancia valorar y recurrir a fuentes de información cuyas ventajas son la inmediatez y el acceso directo y rápido a plataformas internacionales y de profesionales al alcance de un clic. A la vez, a puntos de vista y perspectivas completamente distintas a la propia, lo que nutre el intercambio de ideas, de papá a mamá.

Sin embargo, de nada sirve captar toda la información, si no cambiamos ese chip de emitir tajantes juicios contra uno mismo y contra los demás, contra quien sí quiere, puede y va a criar hijos, con quien no puede, no quiere y no lo hará. Contra aquellos que se miden con evaluaciones absurdas y contra quienes fluyen y son más “laxos” como papás. 

No hay un script, instructivo y modelo exclusivo, cada quien va formando su camino y su estilo de formación y crianza y lo mejor que puede hacer es trabajar en equipo con su alrededor, aprendiendo y compartiendo, escuchando y respetando, empezando por quien tiene frente al espejo y a su lado.

 

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