TODAS las parejas discuten, pero pocas se hacen responsables de sus palabras y actos. Quieren imponer ‘su verdad’ y tratan de que el otro se encargue de arreglarlo. Aquí consejos para los matrimonios
El matrimonio tiene puntos álgidos y etapas en las que lo primero que se desea es separarse y salir corriendo, pero en la mayoría de los casos la solución es: hablarlo y en casos necesarios, acudir a terapia de pareja o algo similar.
Así como existen los estereotipos hacia el hecho de acudir a terapia psicológica, también los hay para ir a sesiones de ello en pareja, ya que en algunos casos se cree que hacerlo es porque hay “un problema” o “estamos locos”, pero no, esto es como atenderse cualquier foco rojo o señal de alerta antes de que se desemboque un problema o una crisis, de igual forma cuando ya “estalló la bomba” y se tiene el conflicto enfrente.
De acuerdo a la psicoanalista Magdalena Salamanca en su plataforma, entre las razones para necesitar una terapia de pareja están cuando se está atravesando una crisis y no se sabe cómo salir de la misma, “los problemas de comunicación pueden sustituirse por nuevas conversaciones, el deseo sexual no desaparece se disfraza, se oculta, se transforma”, también el proceso del enamoramiento al amor, “un paso decisivo y necesario”, así como la gestión de diferencias que tengan como marido y mujer, por factores familiares, laborales, económicos, culturales, etc. Sin dejar a un lado situaciones como infidelidad, celos patológicos y dependencia emocional.
Pero, ¿qué sucede cuando llegamos al punto de no soportar estar más con la pareja? (ojo: excluyendo casos de agresiones, violencia doméstica, abusos y otras problemáticas a las que se debe tener cero tolerancia y debe buscarse ayuda de inmediato para detenerlas). Se trata de cuando comienzan crisis que afectan a todos los matrimonios, los que recién inician, los maduros, los que vencen obstáculos… y aquellos cuyos integrantes sienten que “se acabó el amor”.
Precisamente el “amor” es un ingrediente que, fuera de la idealización romántica, es fundamental para la persistencia de la pareja por seguir unida. Salamanca indica en su plataforma que “el amor es lo que hace que la relación pueda ser estable. Pero un amor donde lo importante es aceptar las diferencias y respetarlas y comentar los distintos puntos de vista, aceptando la desigualdad existente entre ambos. En la terapia de pareja se puede construir un amor sin medias naranjas, sino siendo dos naranjas, ya que son dos vidas las que se comparten, no dos medias vidas que se complementan formando una naranja”.
Es muy frecuente que algunos de los problemas inicien por falta de comunicación o por malos entendidos, la especialista puntualiza sobre ello, “no escuchamos, queremos imponer nuestra verdad, cuestionamos al otro, pero no nos cuestionamos a nosotros mismos, exigimos a la pareja que sea nuestro confesor, nuestro psicólogo, o peor, que nos trate como una madre o como un padre. No consentimos que nos contradigan o critiquen, siento agresividad frente al otro y mi manera de mostrarla es no diciendo nada, queremos que la pareja ADIVINE nuestros pensamientos sin mediar palabra alguna, creyendo que el amor es eso”.
“La creación de acuerdos y pactos hace que la pareja se reafirme con proyectos en común procurando estabilidad a la misma. En la terapia de pareja se consigue que la pareja haga “equipo” para afrontar cualquier cambio conjuntamente transformando una posible crisis en un crecimiento para la relación”, comenta Magdalena.
Por otro lado, el especialista Keith Sanford, profesor de Psicología y Neurociencias en la Universidad de Baylor, realizó una investigación con más de 500 parejas (recién juntas y esposos de más de una década), en la que se corroboró que la falta de comunicación es de los principales detonadores de conflicto. Sin embargo, también es importante ver cuando uno de los dos no desea arreglar las cosas o espera que el otro lo haga.
“Cuando uno de los dos decide pelear más, es incapaz de resolver el problema, pues el otro es más sensible a los comportamientos negativos. En cambio, si se va al otro extremo e intenta arreglar la situación más rápido, perderá la sensibilidad de su pareja ante los comportamientos positivos”, señala Sanford.
En este estudio, también se dio el hallazgo de que TODAS las parejas discuten y lo harán. Siempre. No hay una que no tenga diferencias y que no se exalte cuando broten conflictos naturales de cohabitar con alguien.
Como lo describe la psicóloga Harriet Lerner en Psychology Today, “el matrimonio es el pararrayos que absorbe la ansiedad y el estrés del resto de fuentes, pasadas y presentes (…) una buena pelea puede limpiar el aire y es bueno saber que podemos sobrevivir al conflicto e incluso aprender de la situación” opina la especialista en relaciones de pareja y psicología femenina, pero todo tiene su momento y medida (…) hay que tener cuidado con las peleas descontroladas e irracionales que pueden erosionar el amor y el respeto que son la base de cualquier relación exitosa”.
Y es que las parejas felices no son las que luchan “sino las que asumen la responsabilidad de sus propias palabras y acciones sin importarles lo furiosos que se pueden sentir en su interior”, agrega Lerner.
Es sano marcar nuestros límites, expresar lo que sentimos, escuchar, respetar, confiar y dar lo mejor de cada uno. También es sano no estar bien, atravesar por momentos difíciles para uno mismo y para la pareja. Ahí la importancia de acudir con un profesional cuando por tu mente y tus palabras cruce la frase: “ya no aguanto a mi pareja”.
Por el bien de los dos
Cada pareja tiene sus problemas, sus altos y bajos, pero hay ciertos puntos clave que pueden ser de gran apoyo para cualquiera:
- Todos cambiamos, por ello la pareja debe adaptarse a los cambios que van llegando con cada etapa o incluso a aquellos momentos en los que reina el estrés, la presión y los problemas de la vida, que no todos enfrentamos o sobrellevamos de la misma manera.
- De los primeros pasos a dar es detectar las causas por las que no se “soporta” a la pareja y reflexionar sobre las mismas. Hablarlo puede prevenir que estos roces se conviertan en un conflicto irremediable.
- Las pérdidas y acontecimientos inesperados o críticos pueden generar fisuras en las relaciones, no dejen a un lado sus sentimientos ante las adversidades e implementen escucha activa uno con el otro.
- La familia política de cada uno los acompañará a lo largo de la relación, así que surgirán problemas o eventualidades naturales. Lo importante es siempre darse su lugar, respetar y ser empático para poder entender lo que la otra familia opina y nosotros no.
- Nunca terminamos de conocer a alguien, si se enteran uno del otro de cosas que no sabían de ustedes o sale a la luz un lado que no comprenden, traten de entenderse y de, juntos, sacar algo positivo de lo desconocido.
- Eviten incluir a terceros en sus discusiones o diferencias, eso complicaría la situación e indirectamente es una muestra de falta de confianza en el otro.
Conflictos comunes
Algunos de los factores por los que discuten a menudo las parejas son:
- Falta de comunicación
- Inseguridades de cada uno
- Roces con familias políticas
- Falta de proyectos y aficiones en común
- Desinterés hacia la otra persona