Para tener éxito y destacar en la vida, se necesita talento, esfuerzo, trabajo, dedicación y perseverancia. Te comparto una reflexión en la que también se toma en cuenta cometer errores
Este es el título del libro de John Maxwell, que rompe con la creencia de que una persona que tiene un talento innato, tendrá éxito en su vida.
¿Qué significa esto? Por supuesto que el talento existe de forma innata, es decir, la persona tiene capacidades físicas o intelectuales pero, aunque parezca mentira, no basta con ser talentoso para destacarse del resto de las personas. Si solo bastará con ser talentoso para tener éxito, ¿por qué hay tanta gente talentosa que no es ni remotamente exitosa?
El éxito es talento más preparación. Cuanto más se estudian las carreras de los mejor dotados, menor parece el papel del talento innato y mayor el que desempeña la preparación.
Las personas que saben gestionar sus emociones, que son tenaces, y tienen resistencia a la frustración, no dependen demasiado de las motivaciones externas, sino que saben auto motivarse y sacar el máximo provecho de sus capacidades.
Investigadores sostienen que las grandes habilidades en cualquier campo: violín, matemáticas, ajedrez, etc., requieren aproximadamente de una década de práctica intensa.
Boby Fischer, prodigio del ajedrez, necesitó practicar con ahínco durante nueve años para lograr –a los 17 años– el título de gran maestro. La regla de los 10 años, o de las 10,000 horas, implica que todas las habilidades se crean utilizando el mismo mecanismo fundamental: no hay ningún tipo de célula que posean los genios y que no tengamos el resto.
La diferencia es trabajar más que los demás. Los que están en la cumbre, es porque trabajan más que todos los demás.
Vayamos al cerebro, cada vez son más los neurólogos que consideran a la mielina como la clave de la adquisición de habilidades.
Toda habilidad humana, ya sea jugar al fútbol, pintar, o interpretar música, proviene de una cadena de fibras nerviosas que transmiten un diminuto impulso eléctrico. La mielina rodea las fibras nerviosas.
Permite que la señal sea más veloz y fuerte porque impide que se escapen del circuito los impulsos eléctricos. Cuando practicamos, esta lipoproteína responde cubriendo el circuito neural y añadiendo, en cada nueva capa, habilidad y velocidad.
En el 2005 se escaneó el cerebro de varios concertistas de piano y se descubrió una relación directamente proporcional entre las horas de práctica y esta materia blanca.
Y esto requiere de una práctica intensa. Y se da una paradoja: aquellas experiencias en las que al principio cometeremos más errores, errores que nos obligan a ir más despacio, son las que nos hacen más talentosos.
Conozco a personas con grandes talentos, pero que por falta de perseverancia, trabajo y esfuerzo nunca lograron algo en su vida.
Recuerda: si quieres hacer algo bien, no basta con tu talento innato: tienes que practicar, aprender, cometer errores.
Así se logra el talento. Volviéndolo a intentar, fracasando otra vez, fracasando mejor, hasta lograrlo. Los que tienen éxito trabajan mucho para lograrlo, y tú puedes ser uno de ellos.
Por Lucía Legorreta