La salud mental debe estar en el top de nuestras preocupaciones, sobre todo porque a raíz de la pandemia se ha presentado un aumento en el consumo de antidepresivos y casos de ansiedad. Aquí consejos para su cuidado en chicos y grandes
Ansiedad, estrés y depresión son de los grandes temas que tratar a raíz de la pandemia. Y, aunque desde antes de ella ya se presentaba un aumento en los casos, es ahora cuando más se da a conocer el aumento en el consumo de fármacos para afrontar dichos trastornos.
De acuerdo a la Asociación Nacional de Farmacias de México (Anafarmex), a raíz de este suceso aumentó al doble el consumo de medicamentos prescritos para dichos padecimientos (del 15 al 30 por ciento).
Y es que los cambios han sido cruciales y no todas las personas pueden adaptarse a los mismos. Desde el duelo por la pérdida de un ser querido, la incertidumbre por la situación económica, los problemas personales y profesionales, el bajo estado de ánimo y las consecuencias de los confinamientos son algunos de los factores que influyen.
A la vez, afecta que aún hay estigmas alrededor de la salud mental, su atención y cuidado. Muchas personas se sienten vulnerables respecto al tema, sobre todo los hombres.
Por ejemplo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), ellos tienen tres veces más probabilidades de ser diagnosticados con un trastorno antisocial de la personalidad que las mujeres. En los hombres hay una tendencia a no pedir ayuda psicológica o no mostrar síntomas relacionados con la depresión y otros trastornos mentales.
No en vano se llegó a decir en diversos medios de comunicación que la salud mental y sus trastornos son “una nueva pandemia”.
La salud mental es responsabilidad de cada uno, de hecho se ha convertido en un reto a nivel personal, familiar, profesional y social.
Según datos de la OMS, casi el 80 por ciento de la fuerza laboral mexicana padece estrés. Con la pandemia esto se ha agravado, ya que millones de personas se vieron afectadas en este aspecto, debido a la pandemia.
No solo eso, la salud mental de cada uno de los integrantes de la familia altera a la misma, su estabilidad, las relaciones que llevan y la dinámica en el hogar. De igual manera sucede en otras dimensiones como la escolar, social, etc.
Cuidar la salud mental de las familias es ver por el bienestar de la sociedad y su buen desarrollo.
¿Qué hacer?
Además de acudir con un especialista, en caso de ser necesario, e informarte sobre el tema, te recomendamos lo siguiente para el cuidado de tu salud mental y de tus seres queridos:
- Procura y fomenta buenos hábitos en casa, cuestan esfuerzo, pero hacen toda la diferencia
2. Realiza actividad física (ejercicio, caminar al aire libre)
3. Comer saludablemente y beber suficiente agua diariamente
4. Planea metas y mantén un pensamiento positivo
5. Busca ayuda y comunícate con quienes tengas confianza y seguridad
6. Balancea el uso de redes sociales y actividades que se inclinen hacia el ocio y sedentarismo
7. Cuida tus relaciones personales, sobre todo la que tienes contigo mismo
8. Duerme adecuadamente y mantén la mente ocupada de forma productiva
9. Relájate y no tomes personales las cosas, no todas están en tu control
10. Acude a terapia profesional, en caso de ser necesari
Ojo, papás
Esto no es un tema exclusivo de adultos, niños y jóvenes también tienen estos “padecimientos de grandes” y cada vez son más los que requieren de atención profesional para sobrellevarlos.
De acuerdo al Instituto Centta, la ansiedad en niños “es una emoción que pertenece a los mecanismos básicos de supervivencia ante situaciones nuevas o amenazantes, incitándonos a actuar o escapar (…) es el trastorno psiquiátrico más frecuente en la infancia. Cuando aparece de una manera reiterada y evoluciona sin tratamiento, genera efectos negativos en el funcionamiento académico, social y familiar de los niños, interfiriendo gravemente en su desarrollo”.
Dicho instituto reitera que algunos de los factores que influyen para que los niños desarrollen, ansiedad, por ejemplo, son:
- Biológicos: Disfunción de neurotransmisores (los que se encargan de regular su estado de ánimo, comportamiento, etc.).
- Psicológicos: Baja autoestima, rasgos de su personalidad y la valoración personal que se den.
- Sociales: Eventos traumáticos, forma de educación que lleven, amigos, familia, conductas aprendidas.
Como padres, es fundamental estar al pendiente, pero también evitar caer en prácticas como “disminuir” la gravedad de la conducta o síntoma con el fin de querer ver a los hijos bien, cualquier señal debe ser atendida, por muy pequeña que parezca. Ser ejemplo para ellos también es parte de ello, sobre todo porque ellos aprenden de lo que ven en el hogar. Estar abiertos a la comunicación, mostrarse disponible y ser muy empáticos hará que ellos se sientan en confianza para expresarse.