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El mundo laboral en México tiene más de una década hambriento de evolucionar sus capacidades organizacionales para optimizar sus recursos, trabajar con orientación a objetivos y que éstos mismos apunten directamente al cumplimiento de la estrategia de la empresa.

Debo destacar que seguimos con esa constante hambre de implementar cambios organizacionales que nos apoyen a trabajar en tales parámetros.

Aquí es cuando la resistencia al cambio aparece de golpe. Son los prejuicios culturales autóctonos los catalizadores usuales, que frenan los intentos de evolución organizacional. El miedo a cambiar las formas de trabajar.

Miedo a que las nuevas prácticas pongan en riesgo los objetivos trazados, miedo a que los colaboradores abusen de las nuevas maneras de trabajo, miedo a no poder controlar, miedo a no ver. En general el miedo es natural y debemos destacar que es bueno, no podemos apostar a cambios en una empresa sin un mínimo y sano sentido de precaución.

El cambio no se detendrá, eso es seguro, la tecnología y la capacidad de adaptación de las generaciones jóvenes nos muestran que el futuro nos alcanzará antes que nosotros a él, y lo que veíamos como un ambiente certero en el mercado, puede convertirse en una competencia amenazante y voraz. Entre la variedad de prácticas “fuera de la caja” está primeramente el Home Office.

Y ahora henos aquí, en medio de una pandemia que en muy poco tiempo ha logrado lo que la evolución natural del cambio organizacional tenía más de 10 años intentando materializar. “Todo aquel que pueda trabajar desde casa que lo haga”, estas palabras hacen alusión a las indicaciones de gobernantes y líderes de la industria privada. Las operaciones productivas han tenido que optimizar la presencia física de colaboradores e incrementar las medidas de higiene en sus centros de trabajo. Las áreas administrativas han sido enviadas a trabajar desde casa, con media confianza y la firme encomienda de realmente trabajar.

No podemos celebrar las circunstancias pero, ahora gracias al miedo nuevamente, hemos dado un paso importante, el cual cuando esto pase, dejará en evidencia la capacidad o falta de la misma, de poder trabajar en estos esquemas.

Ahora bien, en distintos grupos de Capital Humano y Desarrollo Organizacional no he cesado de predicar lo mismo y al momento no encuentro oposición al comentario: “Técnicamente esto no es Home Office”.  Si bien estamos trabajando en casa, también estamos viviendo en ella todos los integrantes y por precaución no salimos de aquí. Con esto las tareas del hogar no se reducen, sino que incrementan. Eres un ejecutivo responsable y estás allí para lo que se necesite en la organización que te está pagando por tus servicios, pero también hay colegios cerrados, así que también eres guardería y/o homeschool. Si alguien apoya en la limpieza y cocina de la casa, no es prudente que se presenten a trabajar, así que eres servicio de limpieza y chef, esto se multiplica por cada miembro que habita en la casa y el tiempo para trabajar se divide si ambos padres trabajan, ya que hay que “malabarear” horarios para que los dos puedan atender sus responsabilidades laborales y del hogar.

Con una visión holística de la situación, evidentemente esta práctica fue tomada por necesidad ante las circunstancias, pero es aquí donde es trabajo de todos, el enfrentar el reto que tenemos, no sólo para proteger los intereses de nuestras respectivas organizaciones y por ende nuestro trabajo, pero encima de esto es mostrarnos como cultura laboral, que hemos tenido siempre la capacidad de implementar prácticas organizacionales competentes y que regresaremos de esta crisis fortalecidos, con una capacidad establecida de lograr objetivos y con un reflejo absoluto de responsabilidad, sin importar nuestra ubicación física.

Para muchas organizaciones esto es nuevo y es responsabilidad de los profesionales de Capital Humano compartir, en mayor medida, las buenas prácticas que nos hacen llevar estos esquemas con éxito, tanto para el Home Office, como para la cuarentena misma.

A continuación, quiero compartir lo que he coleccionado de distintas prácticas.

 

Para trabajo en casa:

  • Vístete para la ocasión – Eres un profesional, siéntete como tal. La regla es sencilla, no trabajes en pijamas o a medio vestir. La idea es vestirnos listos para tener una conferencia con cámara o para salir de casa, presentable. El empeño y profesionalismo puede verse afectado por cómo estamos vestidos y reflejado en cómo nos sentimos.

  • Tengo un espacio listo para trabajar – No hablamos de sólo un espacio en la casa, puedes tener varios. Asegúrate de tener buena iluminación, comodidad, concentración y reducir la distracción.

  • Los horarios son importantes – Definir momentos en el día en los que vas a hacer ciertas actividades, asegura el espacio para ejecutarlas.

  • Checklist – enlista las tareas y pendientes. Esta es una práctica que debe ir más allá del Home Office, si no la tienes, es un excelente momento para tomar nota de los pendientes. Donde sea, pero apúntalo.

  • Comida – Dentro de tus actividades está comer. Toma tu horario de comida y respétalo. En resumen, el cuerpo no funciona sin energía, punto.

  • Reúnete con tu equipo de manera virtual y usa las videollamadas lo más que puedas, es importante tener una presencia constante con quienes compartes responsabilidades. Haz notar tu interés y exige el de los demás.

Ahora estamos en medio de una pandemia y a esto hay que agregar prácticas que no son necesariamente de Home Office, pero sí de salud mental y emocional, lo cual es básico para continuar con nuestros objetivos de manera exitosa.

 

Para vivir en casa durante la cuarentena:

  • Actividad física – Ejercítate de la manera que esté dentro de las posibilidades. Muchas veces las vidas laborales pueden ser sedentarias y esto se incrementa durante una cuarentena.

  • Diversión – Juega y busca entretenimiento, reta tu mente o busca un libro de tu interés, utiliza videojuegos y convive. Necesitamos alegría y esparcimiento en todos nuestros días.

  • Cuídate – Mantén las medidas de higiene recomendadas y no te abrumes. Lo que estás haciendo es suficiente y no necesitas exagerar.

  • Convive virtualmente – Si tienes internet, no hay excusa. Habla con tus padres, familia, amigos, compañeros. No sólo en el tema laboral, sino de convivencia social.

  • Escúchate – Detente a ver cómo están tus emociones, escucha tu música favorita, medita temas de tu interés, atiéndete de manera consciente.

  • Ser Positivo – No necesitas estar escuchando las noticias todo el tiempo, rechaza notas alarmantes o sensacionalistas y concéntrate sólo en medios oficiales. Comparte contenido positivo y celebra los éxitos. Esto va a pasar pronto y saldremos con una sonrisa a celebrar.

  • Honrar a los demás – Agradece los gestos que tienen las otras personas. Honra a los trabajadores de servicios de salud, que arriesgan su vida para que nosotros podamos continuar sanos con la nuestra.

 

Por Juan J. Pachur

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