“Sebastián, es el mejor en la clase de matemáticas, sin embargo, su comprensión es muy literal, no comprende los dobles sentidos o las metáforas, por lo que frases como: “me puedo morir de risa o te comieron la lengua los ratones”, le causan confusión y ansiedad.
Los cambios imprevistos en las actividades y el bullicio del recreo lo alteran, solo habla de lo que le interesa y no se percata de que cansa o aburre con su plática…” Comentan sus compañeros.
El mes de febrero es considerado como el mes del Síndrome de Asperger (SA).
Hans Asperger, psiquiatra infantil austríaco fue quién lo describió por primera vez en un grupo de niños en 1944, a los cuales denominaba: “los pequeños profesores”, en referencia a las habilidades para memorizar datos, su extenso vocabulario y la fascinación por recopilar información detallada de temas o intereses específicos. Esta condición es innata y se estima en una prevalencia de 1 persona por cada 115 nacimientos, se presenta más en varones que en mujeres y su etiología sugiere un origen neurobiológico. No existe una prueba médica para su diagnóstico, sino que este se basa en las dificultades en la comunicación e interacción social y en el repertorio restringido de actividades e intereses que se observan en la conducta.
Tiempo atrás, se reconocía el SA como una condición específica diferenciada del autismo, al día de hoy, ambos se encuentran englobados dentro del manual estadístico y de diagnóstico DSM-5 bajo la categoría de “Trastorno del Espectro del Autismo” (TEA).
El término “espectro”, hace referencia a los niveles y/o grados de intensidad y variabilidad en las características que se observan en las personas diagnosticadas bajo una misma categoría y se determinan de acuerdo a la necesidad de ayuda que requiere la persona para el desempeño en su vida diaria, es decir, Grado 1: necesita ayuda, Grado 2: necesita ayuda notable y el Grado 3: necesita ayuda muy notable.
El diagnóstico de Trastorno del Espectro Autista Grado1, correspondería al Síndrome de Asperger.
UNA PERCEPCIÓN DIFERENTE
Las personas con SA, perciben la información del mundo de una manera diferente y esto se ve reflejado en la forma de cómo responden a las sensaciones, emociones, eventos y los encuentros sociales de acuerdo a su percepción.
Su estilo de pensamiento concreto y poco flexible los coloca en desventaja para relacionarse socialmente, ya que para interactuar con otros y compartir experiencias se requiere de la capacidad de “leer la mente”, es decir, añadir significados a lo que se percibe, intuir las reglas implícitas o invisibles de la conducta, adaptarse a distintas situaciones, pero sobre todo, “ponerse en los zapatos de los demás”, es decir, tener empatía.
Simon Baron-Cohen, Director del Centro de Investigación sobre el Autismo en Inglaterra, menciona que estas dificultades se pueden explicar a través de la “Teoría de la Mente”, que es la capacidad que se desarrolla en los primeros años de vida y permite atribuir deseos e intenciones en los demás, reconocer y descifrar los diferentes puntos de vista, pensamientos, sentimientos y emociones, así como, comprender que los estados mentales de los otros pueden ser diferentes a los propios.
El déficit de la “Teoría de la Mente”, se puede observar en la dificultad para interpretar y predecir las conductas ajenas, entender el mensaje de los sarcasmos, bromas o dobles sentidos, fingir, disimular o decir mentiras y adivinar o anticipar lo que las otras personas podrían pensar de la propia forma de actuar.
La capacidad de empatía en las personas con SA no es que esté ausente, sino más bien, esta alterada, la dificultad radica en el modo peculiar de como la manifiesta, por ejemplo: desear tener amigos y ser empático, más sin embargo, al momento de comunicarse o expresar sus emociones, pudiera evitar el contacto visual, no sonreír o realizar gestos que no corresponden a la emoción compartida o no percibir si está diciendo algo inapropiado.
Paradigma de la NEURODIVERSIDAD
A finales de la década de los noventa, la socióloga australiana Judy Singer, propuso el concepto de NEURODIVERSIDAD para describir a las personas que como ella, sus cerebros tienen la peculiaridad de funcionar diferente al cerebro “neurotípico”, es decir, al del resto de la población, dicho concepto se basa en investigaciones de estudios de imágenes cerebrales que demuestran las diferencias en las conexiones neuronales.
Al día de hoy, activistas defensores de la estigmatización se oponen a ser juzgados desde la “normalidad” y defienden el derecho “a ser diferentes, a ser ellos mismos”.
Steve Silberman, autor del libro: “Una tribu propia. Autismo y Asperger, otras maneras de entender el mundo”, fue reconocido por la comunidad científica y se postula como promotor del concepto de la Neurodiversidad. Defiende la idea de desterrar los estereotipos frente a las variaciones neurológicas que se nombran como trastornos y que más bien, corresponden a una amplia gama de variedad de la cognición humana y no a errores de la naturaleza.
Thomas Armstrong, reconocido psicólogo, menciona la necesidad de revalorar la percepción actual que se tiene de la cultura de la discapacidad. La necesidad de reconocer y apreciar lo que aportan las personas que piensan y aprenden de manera diferente y que dentro del paradigma de la Neurodiversidad, estas diferencias no deberían ser catalogados como enfermedades. Enfatiza que en las personas con SA se encuentran capacidades específicas o extraordinarias como la gran habilidad para sistematizar, calcular, así como, trabajar con detalles o tareas que requieren de una focalización específica, entre otras.
Tener Síndrome de Asperger no es una enfermedad, sino más bien una condición de vida, el objetivo no debería ser el de “curar” a estas personas, sino más bien el aceptarlas como parte de lo que se considera la normalidad.
Esforzarnos por comprender la forma de ser y de percibir el mundo, que es tan valiosa como la de cualquier otra, ver sus desafíos como diferencias en lugar de deficiencias.
La complejidad para comprender y participar del mundo social, implica ofrecer una intervención adaptada a sus necesidades y ampliar las oportunidades de participación en este mundo que compartimos todos.
Edna L. García Martínez
Asesora educativa y familiar, especializada en TEA
Fundadora de “OPLEIDEN”, Centro de Neurodesarrollo y Aprendizaje.
ednagarm@gmail.com
Wow!!! Es la primera vez que leo a alguien que le entiendo al cien y me deja claro mis dudas !!!!!!
Muchísimas gracias Lic Edna Garcia
Beavooo
ISE 10B
Saludos!!!
Saludos, igualmente para ti.
Muchas Gracias!! muy interesante!
saludos
Priscilla Garza
Hola Priscilla, muchas gracias por tu comentario y por haber leído nuestro artículo. Si te gusta comparte y te invitamos a seguir leyendo más sobre nuestros contenidos.