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¿Te has preguntado cómo se sentiría que te dejaran fuera de algún grupo de la escuela, de amigos o de trabajo? Si nunca te ha pasado eres MUY afortunado.

Sin embargo, no todos tienen esa dicha pues, sin elegirlo, hay personas que nacieron con alguna discapacidad física o intelectual y que por este motivo se les impide realizar diversas actividades y llega a ser un obstáculo en sus relaciones sociales.

Aunque parezca increíble, en pleno siglo 21 sigue existiendo la discriminación y la falta de inclusión en todos los niveles sociales.

He tenido la gran oportunidad de compartir 20 años de mi vida con gente con discapacidad y me ha tocado vivir un sinfín de hermosas experiencias que marcan y dejan huella, pero también algunas tristes y otras que me provocan mucha impotencia… pero definitivamente ha sido más lo positivo, las sonrisas, el buen humor, la alegría que me contagian con cosas tan sencillas. 

Por ellos he aprendido a valorar más la vida, a no hacer una tormenta en un vaso de agua, a no estresarme por cosas que no puedo controlar, sino al contrario, nos enseñan a enfocarnos en lo que SÍ tenemos, en disfrutar cada momento con nuestros seres queridos, a atrevernos y perder el miedo, a realizar nuestros sueños por imposibles que parezcan, porque todo se puede lograr con perseverancia y con pasión pero, sobre todo, nos enseñan a no perder la capacidad de asombro, a apreciar la naturaleza, a reír y compartir, a ser agradecidos por las bendiciones que nos da la vida.

Todos tenemos la responsabilidad de fomentar la inclusión y cumplir con el respeto cívico en todo momento, empezando en casa y con nuestra familia. Por ejemplo, en un lugar público respetar los cajones azules, en el cine, en el teatro, dejar libres los pasos peatonales, las banquetas, exigir más rampas, pues quizá no imaginamos lo importante que es contar con las herramientas necesarias para que ellos puedan disfrutar de su independencia, brindándoles las facilidades en cuestión de movilidad en la ciudad y que puedan trasladarse sin dificultad a cualquier lugar.

 

En familia y en sociedad

 

Los padres tienen la enorme responsabilidad de transmitirle a los hijos valores como respeto y tolerancia. De la misma manera en la que se les enseña cosas tan simples como cruzar la calle, se les debe enseñar que la inclusión no es un valor agregado o extra, sino algo que debe ser normalizado, común, casi automático o nato.

Otra parte importante de la inclusión es tomar en cuenta a todas las personas que tienen alguna discapacidad, tanto en asuntos personales como laborales, ya que actualmente muchas empresas carecen de actividades incluyentes y de oportunidades de trabajo.

Pero para solucionar esto, es importante mencionar que la cultura de la inclusión viene desde la empatía, ponernos en el lugar del otro y tener un sentimiento compartido para tratar de entender su situación y poder ser instrumentos de apoyo y cariño para facilitarles su día a día.

La empatía comienza desde el propio hogar, entre los hermanos y se practica también cuando las personas se relacionan con otras, este ejercicio es fundamental para la inclusión.

Es necesario que aceptemos la diversidad, y de esta manera habría más tolerancia, mejor trato entre los seres humanos, más armonía y por ende, más PAZ.

Un ejemplo muy claro de inclusión es un programa de radio llamado “Entre Amigos”, que se transmite desde marzo de este año 2018 en la estación 90.5 de Monterrey (de la Universidad de Monterrey) y en línea para toda la República Mexicana, en el que participan jóvenes con Síndrome de Down como locutores.

 

La inclusión viene desde la cultura de la empatía y de ponerse en el lugar del otro

 

Esta es una actividad que logra un avance en el tema de inclusión, pues se brinda un espacio en un medio de comunicación para personas con discapacidad, quienes tienen todo el derecho de expresarse a través de un micrófono, logrando mejorar su autoestima, sus habilidades de lenguaje, habilidades sociales, entre muchos otros beneficios.

Si nosotros no comenzamos por educar a nuestros hijos y a los que nos rodean a tratar a las personas con discapacidad con amor, igualdad y respeto, de nada sirve tener la mejor infraestructura y movilidad en nuestra ciudad.

 

FRASE

“De nada o muy poco sirve adaptar las ciudades a personas con discapacidad, si los seres humanos no están adaptados a ellos”

Agus Marte

 

 

 

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