Los niños y niñas están creciendo con las consecuencias de la contaminación en el aire. Llegó el momento de cambiarlo y cada familia puede lograrlo
Si le pidieran a un niño que dibujara un mundo ideal, es muy probable que en el papel aparezcan árboles frondosos, cielos azules despejados y personas contentas. Sin embargo, si dentro de pocos años le hacemos la misma pregunta a las nuevas y futuras generaciones, su boceto muy probablemente incluirá nubes grises, personas con semblante enfermo y poca naturaleza.
Y es que estamos en un mundo contaminado, los pequeños están creciendo en un ambiente que en lugar de generar los efectos benévolos de jugar al aire libre, está provocando que aumenten los casos de enfermedades respiratorias, por mencionar un ejemplo de consecuencias de la contaminación ambiental.
“Se calcula que cada año la exposición a la contaminación del aire causa 7 millones de muertes prematuras y provoca la pérdida de otros tantos más millones de años de vida saludable. En los niños, esto podría suponer una reducción del crecimiento y la función pulmonar, infecciones respiratorias y agravamiento del asma. En los adultos, la cardiopatía isquémica y los accidentes cerebrovasculares son las causas más comunes de muerte prematura atribuible a la contaminación del aire exterior, y también están apareciendo pruebas de otros efectos como diabetes y enfermedades neurodegenerativas. Esto sitúa la carga de morbilidad atribuible a la contaminación del aire en el mismo nivel que otros importantes riesgos para la salud a nivel mundial, como la dieta malsana y el tabaquismo”, señala la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Para hacerse una idea, en los países de ingresos medianos y bajos, el 98 por ciento de los niños menores de 5 años respiran aire con niveles de PM2,5 superiores a los establecidos, mientras que ese porcentaje es del 52 por ciento en los países de altos ingresos.
En el caso de México, el informe de Greenpeace y REDIM 2018, “No apto para pulmones pequeños”, indicó que mueren cada año al menos 1,680 niñas y niños menores de 5 años por enfermedades que están relacionadas a la mala calidad del aire. “El número de muertes atribuibles a esta causa ha incrementado casi 60 por ciento entre 1990 y 2015, debido a las altas concentraciones de contaminantes, la gran mayoría vinculadas con el uso de transportes como el automóvil”.
Según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), el 30 por ciento de las enfermedades infantiles está asociado a la contaminación ambiental.
Así que la situación es de alarmarse, sí, porque esto es un problema que crece cada vez más y debería de ser un foco de acción inmediata a nivel de salud pública mundial, pese a que son algunos países los más afectados y vulnerables.
Repercusiones para ellos
- La contaminación afecta el desarrollo neurológico, psíquico y motor (según resultados de pruebas cognitivas).
- Perjudica directamente la función pulmonar de los pequeños (inclusive si éstos tienen poca exposición a contaminantes).
- Casi el 93 por ciento de los pequeños menores a 18 años –a nivel global– están expuestos a niveles más altos de PM2,5 que permite la OMS.
- Más del 40 por ciento de la población de todo el mundo (incluidos niños) está expuesto a niveles altos de contaminación del aire en su entorno y hogar.
Familias vs. contaminación
Se pueden prevenir enfermedades si se actúa rápido y se ponen en práctica acciones para revertir los estragos de la contaminación, por los pequeños y por el planeta.
- Si aún no lo hacen, haz de tu hogar un santuario de reciclaje y aprovechamiento de residuos y recursos
- Procura las áreas verdes del lugar en que viven e informa a los pequeños sobre los beneficios de cuidar el planeta
- Participen en actividades de reciclaje y medidas en favor del cuidado del medio ambiente.
- Separen la basura, eviten el uso de plásticos, desconecten aparatos y apaguen las luces.
- Realicen planes con amistades y otros seres queridos para fomentar las medidas green y de colaboración ciudadana.